9/16/2006

Traspie en la Frontera


A espaldas de Panchani, el paso fronterizo entre Argentina y Bolivia, La Quiaca - Villazón.




Y entonces partimos de Iruya las 6 A.M pues teníamos que llegar a Humahuaca temprano para tomar el Bus a La Quiaca, que es la frontera de Argentina con Bolivia.
Todo estaba calculado para tomar el tren hasta Uyuni a las 15:30 p.m. Estábamos ilusionadas con ese viaje en tren, porque todos decían que era un viaje espectacular; sobre todo si se llegaba hasta La Paz. Pero nuestra primera parada estaba programada para Uyuni, para luego ir en orden a Potosí, Sucre, La Paz y lago Titicaca.
Llegamos temprano a La Quiaca, súper bien calculados los tiempos. Un rosarino llamado Ignacio que seguía una ruta similar a la nuestra; nos acompañó hasta la frontera; que es como a 7 cuadras del Terminal. Eso es muy chistoso: La Quiaca de Villazón, que sería la primera ciudad de Bolivia desde el norte de Argentina, queda a una distancia de una cuadra. Si estás en La Quiaca , ves Villazón. Al llegar al Terminal hay niños y taxis que ofrecen llevar a la frontera, y claro, uno se imagina que es su buen pique, pero nosotras que estábamos advertidas nos fuimos caminando pues lo demás es un semi-engaño a los turistas para sacar dinero no más.
Llegamos entonces a migraciones en Argentina, con toda la atmósfera fronteril que había en las calles y un gran desorden en que la gente pasaba de un lado para otro sin mostrar ni un documento ni nada. No había mayor control. Le pasamos el C.I al gendarme y se rió pero dejamos nuestros papelitos que constataban nuestra salida de Argentina y cruzamos a Bolivia a hacer el trámite de ingreso. Mostramos nuestro C.I y con una sonrisa disimilada, el funcionario boliviano nos dice:
- No se puede entrar sin pasaporte –
- ¡Qué! – exclamamos al unísono
- No se puede entrar sin pasaporte – repite el funcionario de bigote y mirada fija.
- Pero si nosotros averiguamos en Chile y nos dijeron que si se podía entrar con carnet. –
- Solo de Chile a Bolivia, no de terceros países. Les voy a mostrar la resolución para que me crean. – Entonces el funcionario se levanta, desempolva un archivo y extrae una fotocopia de un tratado entre Chile y Bolivia. Efectivamente el documento decía que el carnet servía exclusivamente en los pasos de Chile a Bolivia y viceversa, no en otros países. Plop!
La verdad es que habíamos averiguado eso en el Ministerio de relaciones exteriores; pues no queríamos sacar pasaporte, y nos habían dicho que “un ciudadano o ciudadana chilena puede entrar con cedula de identidad y sin pasaporte” a todos los países que visitaríamos. Bacán, así no gastábamos las 40 lucas del pasaporte y no me volvía a pasar lo de hace un tiempo: que saque pasaporte para un viaje que nunca se hizo y éste se venció sin haberlo usado nunca. Conclusión: el pasaporte es yeta.
Pero resulta que no era así, y simplemente nos quedamos paradas. La única solución era volver a Chile y entrar desde ahí a Bolivia.
A mí se me cayeron las torres gemelas por dentro, como diría la Isa, y con la Pancha nos fuimos un poco estupefactas a …¡tener que hacer el trámite de volver a Argentina! ¡La cola era larguísima y el sol de mediodía pegaba fuerte sobre las cabezas! ¡Por esa maldita cuadra que cruzamos había que hacer una cola infernal! (la gran fila es producto del comercio cotidiano que se efectúa desde Bolivia a Argentina). Para salvarnos del desastre absoluto, había una sola opción, convencer al gendarme argentino para que nos devolvieran los papelitos y hacer como si nunca hubiéramos salidos de argentina. Hicimos la cola, que solo eran cinco personas, y mientras avanzabamos planeábamos la estrategia: Chani sería la mala y Pancha sería la buena. Chani hablaría golpeado y frunciría el ceño, y Pancha sonreiría y le haría ojitos al susodicho. Llegamos a la ventanilla y el funcionario ya no se reía de nosotras. Lo llamaron urgente y nos dejó esperando por largos minutos. Mientras tanto le contábamos nuestro drama a una pareja de viejos que iba detrás de nosotros. Tanto se demoró el gendarme que la gente empezó a reclamar y cuando este volvió les dijo:
- si quieren pasen sin hacer el trámite, pero bajo su responsabilidad.
Y solo quedamos los viejos y nosotros en la ventanilla.
Finalmente, sin diálogo ni coima de por medio, el gendarme nos devolvió los papelitos y volvió a sonreir. Casi nos deshicimos en agradecimientos y nos fuimos casi contentas al Terminal de La Quiaca. Esto era realismo mágico puro y duro: pusimos los pies en Bolivia, podríamos haber pasado sin problema porque ya estábamos en Villazón, pero tan solo nos faltaban unos papelitos que eran más importantes que un muro; al cruzar la calle estábamos ilegales en Argentina siendo que hace 5 minutos no era así…no sé …daban ganas de decir “¿dónde está la camara?”.
Pero bueno, volvimos con la cola entre las piernas al Terminal de La Quiaca..¡qué chucha hacemos!. Después de conversarlo un rato, pensamos en entrar a Chile por el norte (por Calama) y desde allí entrar a Bolivia. Cuando hicimos las averiguaciones, costaba lo mismo ir a Calama o ir a Buenos Aires y, para que se hagan una idea, Buenos Aires estaba a más o menos 4 veces la distancia de La Quiaca que Calama de la misma. O sea lo que cobraban ($120 aprox) era un robo para avanzar los 800 kms. A Calama comparado con los más de 3.000 que había a Baires. Entonces una opción razonable era simplemente cambiar la ruta del viaje. Por ejemplo ir a Buenos Aires, Córdoba, Rosario y de ahí pasarse a Uruguay, Paraguay y tal vez hasta un poco de Brasil. Estábamos hablando de este posible cambio y, de repente, un dramatismo espontáneo se apoderó de mi: “Pancha, en realidad yo me muero si no vamos a Bolivia” dije sin planearlo. “Entonces vámonos a Calama”, dijo la Pancha.
Hicimos las averiguaciones, y resulta que el viaje a Calama no era tan fácil a pesar de lo cerca que estaba. Pasaban solo algunos días de la semana los buses y había que ir a tomarlo a Purmamarca. La única opción era irse a Purmamarca al tiro, para tomar al otro día en la mañana (Jueves) el bus a Calama. Nos subimos entonces al bus que nos dejaría en la ruta de Purmamarca y habría que ver como llegar al pueblo mismo (taxi, dedo o lo que fuera para esos 15 kms.). Llevábamos como una hora viajando y había que parar a una especie de aduana que principalmente es para controlar el tema del comercio desde Bolivia hacia Argentina. A nosotras ni nos revisaron, pero a las demás personas-en su mayoría bolivianas y bolivianos- las tramitaron mucho. Resulta que tal vez pillaron algo, tal vez no; pero la cosa es que estuvimos detenidos como 2 horas.
Así entonces ya se nos hacía muy tarde para llegar a la carretera a probar suerte en medio de la noche para entrar a purmamarca, así que decidimos bajarnos en Humahuaca, en el pueblo. Nos dio miedo arriesgarnos y aparte andábamos con mala suerte.
En Humahuaca dormiríamos y al otro día debíamos partir de nuevo a las 6 a.m. para llegar a tiempo a Purma…Entonces comimos cazuela de llama y bomba de papa ($5 con sopa y postre incluido, en la Hostal Rio Grande de Humahuaca, muy muy muy rico, aqui tambien dormimos $10 cada una) y tomamos una cerveza pa el relajo, pero prácticamente dejé sola a la Pancha con la “Chela”, tenía que dormir.
Bueno, llegamos a Purmamarca (o Dinamarca como echaban la talla unos viejos que se subieron al colectivo) y fuimos corriendo a sacar plata, comprar los pasajes y comprar desayuno.
Lo logramos y a las 10:00 ya estábamos camino a Calama.
Uf! Que agotador, pero llegábamos donde mi hermana Goyi en Calama, que prontito - en una semana mas - se va a Francia por 4 años; así que para mí era un encuentro sorpresivo y agradable.
La Pancha no conocía Calama , y le tuve que hacer un par de advertencias…¡pobre Calama! Calama “la fea”, la feíta. Nos bajamos del bus ya en Calama a las 7 p.m y se acerca una chica y me dice “¿tu eres Carla?” “no”, respondo contenta porque pensé que tal vez era una amiga de Goyi que me había ido a buscar . La chica en cuestión se pone muy seria y le pregunta a mi compañera de viaje como se llama: “Francisca” “¡y yo soy Sandra, la Chany!”, interrumpo todavía convencida de que nos estaban yendo a buscar por encargo de mi hermana. La chica se pone mas seria y dice “Pero ¿uds. son las que vienen a trabajar”… “no..” y entendimos todo. Las que venían a trabajar eran 2 muchachas compañeras de bus que habian almorzado con nosotras en una restaurant en medio de la cordillera, donde paraba el bus. Y así es Calama no mas pues, le decía a la Pancha, la prostitución, el machismo, el abuso, las miradas calentonas todo el rato etc.
Pero bueno, acá estamos en este “frenazo” de nuestro viaje, regaloneando un poco familiarmente y cabeceándonos sobre como llegaremos a Bolivia…¿lo lograremos? Hagan sus apuestas.


PD: QUEDAN PENDIENTES NUESTRAS AVENTURAS EN LA QUEBRADA DE HUMAHUACA. POR AHORA CRUCEN LOS DEDOS PARA QUE BOLIVIA NOS RECIBA CON LOS BRAZOS ABIERTOS. NOSOTRAS GRITAMOS ¡MAR PARA BOLIVIA! CUANDO FUE EVO A CHILE.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

la cara de susto que tienen en la foto!!!!
jajajajajajajja
cuidenseLO

barb

Anónimo dijo...

ANIMOOOOO
esto está mejor que la odisea!
no se dejan detener!...
el destino les tiene preparada una gran sorpresa...

Deyanira Yajaira Jaira Subercaseaux
Segunda Ejecutiva
Comité merchandising Reality Panchany

Gata devoralunas dijo...

ya. NO hueen mas, tomense el bus pa santiago y listo.
el sábado tengo el manso asado en mi casa...jejejejejej