9/29/2006

De Uyuni a Potosí

No había mucho que ver en Uyuni, así que al día siguiente del fin de nuestro viaje por el parque Eduardo Avaroa y el Salar de Uyuni, nos embarcamos rumbo a Potosí con nuestra nueva amiga alemana, Dannika. Partimos a las diez de la mañana en un bus pequeño, sin baño, para un viaje de siete horas – pronto descubriríamos que los buses con baños son escasos por estos lares -. En el bus habían dos franceses, dos catalanes, una alemana, dos chilenas, y un veintena de bolivianos que hablaban quechua entre sí.
Primera parada, Pulacayo:
“Vea la primera locomotora que llegó a Bolivia, la locomotora que asaltó Butch Cassidy y la mina de plata más famosa del siglo XIX” promocionaba un cartel a la entrada del pueblo.
Seguimos como si nada, pero los pasajeros empezaron murmurar entre sí. Parecía que había algún problema y nosotros pensamos que se trataba de algún pasajero que había subido a la mala.
Después de una hora de viaje el bus paró en medio de la nada y el chofer se asomó con cara de “hasta aquí no más llegamos”. Los pasajeros siguieron murmurando en quechua.
- Qué pasa? – le preguntamos a nuestra compañera de asiento, una señora vestida como se visten la mitad de las mujeres acá en Bolivia, con sombrero, largas trenzas, falda hasta la rodilla y aguayos (telas de colores donde cargan todas sus cosas).
- Están bloqueando el camino –
- ¿Porqué? –
- No sabemos –
Entonces la señora más vieja se levanta y grita:
- Tenemos que negociar, tenemos que pedirles que nos dejen pasar-
- Si, tenemos que negociar – empiezan a repetir el resto de los pasajeros a coro.
- Paguemos con hojas de coca – dice otra señora
- Si, todos podemos poner un poco de coca – repiten otros.
Casi todos se paran y bajan del bus, decididos y esperanzados en que lograran convencer a los compatriotas que bloquean el camino. Solo los extranjeros y los más viejos se han quedado arriba. Medias ocultas en los últimos asientos del bus, escuchamos fragmentos de conversaciones:
- Es el problema de Santa Cruz, el racismo y todo eso –
- Pero eso es en santa Cruz –
- No, es en todo Bolivia –
- Así nunca Bolivia va a progresar. Así no hay presidente que aguante – se lamenta la misma señora que hace un rato llevaba la batuta –
- Son los mineros, han estado toda la noche con sus señoras y sus hijos – explica alguien que por fin llega con noticias frescas. Son 1500 mineros que trabajan para empresas privadas y que se quedaran sin trabajo por el proceso de recuperación de los recursos naturales minerológicos.
- Vamos a morir de hambre, vamos a morir de sed – repite a cada rato la vieja más vieja, primero lo dice muerta de la risa y después lo dice con cara de cordero degollado.
Los europeos se hunden en sus asientos imaginando la peor de sus pesadillas: perdidos en medio de la nada, de la barbarie latinoamericana, lejos de su “civilizado” mundo, en manos de un montón de sudacas. Por supuesto, nosotras nos sentimos más sudacas que nunca. A modo de provocación, una cancioncilla empieza a revolotear en mi cabeza: “Ay, maldición de malinche…” (de Amparo Ochoa, vease al final). Al principio sentimos un poco de temor de reconocer que éramos chilenas, pero cada vez que lo hemos dicho, la respuesta ha sido la misma: “Chile es muy lindo, yo conozco Calama y Antofagasta”.
Son las doce y empiezan a volver algunos pasajeros después de infructuosas negociaciones.
- A la una se van a reunir para ver si nos dejan pasar o no –
- Depende de si llegan a un acuerdo o no con el gobierno –
- El chofer debió haberse ido por otro camino, yo lo podría haber ayudado, pero este chofer es nuevo y no conoce, el antiguo hubiera sabido qué hacer – dice la misma vieja que no ha parado de repetir su letanía “vamos a morir de hambre, vamos a morir de sed”.

Después de la noticia de que tendremos que esperar hasta la una, muchos pasajeros vuelven a buscar sus bolsos y se lanzan a la “pampita”.
- Estoy a cinco horas de mi casa, me voy caminando –

Chani y yo finalmente bajamos del bus para buscar más explicaciones. Los europeos hacen grupito aparte y toman medidas dramáticas:
- Debemos irnos inmediatamente de Bolivia, si no, no podremos salir – dice un catalán que ya ha contagiado a todos sus coterráneos con su paranoia – Nosotros hemos viajado por muchos países de todo el mundo y jamás nos había pasado algo así – continúa.
En otro grupo, más relajado, un profesor de historia que trabaja con niño en desventaja social, menciona al pasar la frase “guerra civil”.
- ¿guerra civil? – pregunto yo
- Aquí hay gente que dice “si matas a un camba, estás haciendo patria” –
- ¿Quiénes son los cambas?
- Los cruceños – Este es el conflicto que cruza todas las conversaciones y las noticias que escuchamos en Bolivia. Los “blancos” de los departamentos de Santa Cruz, Beni y Pando que reclaman por autonomía en la Asamblea Constituyente, versus los indígenas, de la otra mitad de Bolivia, que reclaman por una estado plurinacional con una repartición democrática de los recursos naturales.
- ¿Y en España pasan estas cosas? – pregunta el profesor refiriéndose al bloqueo
- Nosotras no somos españolas, somos chilenas, y en Chile si pasan estas cosas, si somos parte de lo mismo ¿no? –

De pronto los pasajeros vuelven corriendo al bus, entremedio de ellos, el chofer. Todos arriba, se encienden los motores.
- ¡No puede pasar! ¡No puede pasar! Los mineros se van a encaprichar con nosotros –
- Ellos tienen dinamita –

Empiezan a murmurarlos pasajeros, pero nadie detiene al chofer que ha puesto marcha atrás. Un breve alivio, no intentará pasar por encima de las piedras que bloquean el camino, pero cuando los mineros se dan cuenta de que trata de tomar un atajo, corren a bloquear el resto del camino. Sin embargo, antes que ellos, la superficie arenosa entierra las ruedas del bus y le impide seguir adelante. Todos abajo. Entonces se encienden las ideas. El Chofer corre hacia el otro lado, donde hay otro bus igual al nuestro esperando pasar. El chofer vuelve corriendo:
- Volvemos a Uyuni –
- ¿Qué?
- Ustedes se van en el otro bus a Potosí y yo vuelvo con los otros pasajeros a Uyuni.

Sin esperar más se sube al techo y empieza a devolver bolsos y mochilas a sus respectivos dueños. Con calma pero a paso seguro, caminamos hacia el otro lado. Hecho. Nada ha pasado. Excepto un gringo porfiado como burro que intenta imponer su estructurado orden sobre la astucia latinoamericana.
- Por favor, no confundir mi gente, nosotros esperar que el chofer confirme que ir a Uyuni –
Nadie le discute, todos se sientan silenciosamente a esperar que el gringo solucione su necesidad de burocracia. Y finalmente llega la confirmación. Todos los pasajeros de este lado toman sus cosas y cruzan al bus que nosotros hemos dejado atrás. Cada uno toma sus respectivos asientos y el viaje sigue como si nada.


PD: poner fotos es una tortura, lo siento.
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Maldición de Malinche
(G. Palomares)
Amparo Ochoa
"El cancionero popular"
Del mar los vieron llegar mis hermanos emplumados
Eran los hombres barbados de la profecía esperada
Se oyó la voz del monarca de que el dios había llegado.
Y les abrimos la puerta por temor a lo ignorado.
Iban montados en bestias como demonios del mal
Iban con fuego en las manos y cubiertos de metal.
Sólo el valor de unos cuantos les opuso resistencia
Y al mirar correr la sangre se llenaron de verguenza.
Porque los dioses ni comen ni gozan con lo robado
Y cuando nos dimos cuenta ya todo estaba acabado.
Y en ese error entregamos la grandeza del pasado
Y en ese error nos quedamos trescientos años esclavos.
Se nos quedó el maleficio de brindar al extranjero
Nuestra fe, nuestra cultura, nuestro pan, nuestro dinero.
Y les seguimos cambiando oro por cuentas de vidrio
Y damos nuestras riquezas por sus espejos con brillo.
Hoy, en pleno siglo veinte nos siguen llegando rubios
Y les abrimos la casa y les llamamos amigos.
Pero si llega cansado un indio de andar la sierra
Lo humillamos y lo vemos como extraño por su tierra.
Tu, hipócrita que te muestras humilde ante el extranjero
Pero te vuelves soberbio con tus hermanos del pueblo.
Oh, maldición de Malinche, enfermedad del presente
Cuándo dejarás mi tierra.. cuándo harás libre a mi gente.

9/23/2006

El 18 nos quería en Chile

Chile nos obligó a pasar el 18 de Septiembre en sus tierras. Simplemente no lo esperábamos, pero ya que nos enlazó de esa manera, no nos quedó otra más que celebrar las Fiestas Patrias. Para empezar, el infaltable asado bien regado la noche que llegamos a Calama. Seguimos con una visita a las fondas en la misma ciudad a la noche siguiente. Pero fue un fiasco. Después de darnos varias vueltas en auto, verificamos que a pesar de ser viernes en la noche de un fin de semana de cuatro días, las fondas en Calama aún no abrían. Partimos a la Ramada del Regimiento Topater, pero el sentimiento antimilitar de mis acompañantes nos impidió entrar. Pese a la propaganda del calameño más antiguo del grupo:
- Este es el único día en que los "pelaos" se relajan y por eso estas fondas son muy entretenidas-
- ¿Qué es Topater? - pregunto
- El lugar dónde el ejército chileno le ganó la batalla por Calama a Bolivia. Batalla que ocurrió el 23 de Marzo y que aquí se celebra con bombos y platillos. El día 22 a las 12 de la noche, tiran fuegos artificiales y a la máñana siguiente, todos los colegios representan la historia con chilenos buenos, muy buenos, y bolivianos malos, muy malos.-
Paradojicamente, terminamos en el único local con más onda que encontramos, celebrando el 18 bailando tinku con música de Los Kjarkas, el grupo sensación de Bolivia que llena los estadios en todas las ciudades del norte de Chile.

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A la altura del paso del Topater, el ejército chileno fue interceptado por unos cincuenta civiles armados solo de escopetas. Eran bolivianos, liderados por el ingeniero Eduardo Abaroa. Todos residían en Calama (entonces también boliviana).
El Coronel Villagrán, al mando de los chilenos, les pide que no interfirieran el paso. No se llega a acuerdo alguno, pero convinieron en reunirse al otro día en el Consulado de Francia, en Antofagasta.
Este es supuestamente el diálogo que se produjo en el Consulado entre el Coronel Villagrán y el señor Abaroa.
Coronel: "Señor Abaroa, debe usted comprender que, en la situación que se encuentra, está en inferioridad de condiciones, y en mi calidad de militar profesional y siendo usted un civil debo advertírselo".
Abaroa: "Señor Coronel, tiene usted razòn, estamos en inferioridad ante su ejército, pero la historia del mundo está llena de ejemplos similares, y la suerte más de una vez ha favorecido a los más débiles".
Coronel: "Esta situación no es de suerte, esta es una situación real que no estaba prevista de manera alguna".
Abaroa: "Coronel, ¿creía usted que no había habitantes en la zona? De ser así, recibió una mala información".
Coronel: "Señór Abaroa, debo hacerle ver que usted está rodeado de civiles inexpertos en el arte de la guerra, con armas muy inferiores a las nuestras, luego, sin experiencia alguna en combate. Le ruego a usted que desista de la empresa que se propone".
Abaroa: "Es inútil, señor Coronel. Yo no le pediría a usted que incumpliera su misión, misión que le ha encomendado su gobierno y que tiene la obligación de cumplir".
Coronel: "¿Está enterado su gobierno de que usted está dispuesto a batirse con el ejército de Chile?"
Abaroa: "No señor, el gobierno de Bolivia no tiene la más mínima información. De saberlo habría enviado tropa a defender el territorio que livianamente usted invade".
Coronel: "Por lo tanto señor Abaroa, usted no ha recibido orden o instrucción alguna de parte de su gobierno para optar la posición que mantiene".
Abaroa: "Señor Coronel: ¡No me hace falta orden o instrucción de mi gobierno para defender mi Patria!"
En el Acta de ese día, queda impreso que las partes no llegaron a acuerdo alguno, y que se retiraron a sus posiciones.
Y al otro día, el ejército chileno recomienza su marcha. En el paso Topater, Eduardo Abaroa y sus hombres abieron fuego. Villagrán dio orden de no responder al fuego de Abaroa y sus hombres, pero las horas pasaban.
Finalmente Villagrán le grita a su oponente: "Abaroa, ¡Ríndase!"
"¿Rendirse?... ¡Qué se rinda su abuela, carajo!"
Y en ese grito, con esa respuesta, el Ingeniero Abaroa pasaba a la historia.

Perdidas en la Quebrada de Humahuaca II




Pueblo de Humahuaca





Iruya desde su Mirador


De vuelta en Humahuaca, nos fuimos a comer jurando que eran cerca de las siete de la tarde. Faltaban un par de horas para que saliera el bus a Iruya y olvidamos las últimas recomendaciones de la chica de la oficina de turismo: el camino a Iruya sube hasta los cuatro mil metros y baja hasta los dos mil quinientos, la ruta es de ripio, llena de curvas y precipicios, y la micro es vieja y destartalada, por eso es mejor ir con el estómago vacío. Laguna mental. Entramos a una hostería y comimos cazuela de llama y albóndigas con arroz. Por suerte preguntamos la hora al terminar: 20.40. Correr al Terminal. Subimos a la micro y empezó la coctelera. Tres horas duraba el viaje por la cornisa de una sierra cuyo nombre olvidé. Apenas se veía el camino, el cielo inundado de estrellas y solo se escuchaba la bocina de la micro cada vez que venía una curva, para evitar la sorpresa de encontrarse con otro vehículo en un camino tan estrecho (¿Han leído Lucero de Oscar Castro? Bueno, así tal cual). Pero llegamos intactas a Iruya, a las 12.30 de la noche. Por suerte uno de los pasajeros nos llevó hasta un hospedaje donde tuvo que desertar a los dueños para que nos atendieran. Éramos los únicos turistas a esas horas de la madrugada. De noche solo se veían las gigantescas siluetas de los macizos que rodean el pueblo y las calles de adoquines en pendiente: ¿Dónde cresta estábamos? Parecía que estuviéramos al fondo de un inmenso cono de roca. Al día siguiente descubrimos nuestro increíble destino. Iruya: un pueblo medio colonial, medio indígena que cuelga de las montañas. Nos encontramos con nuestro guía improvisado en las puertas de la Iglesia: “Iruya le pusieron los españoles porque el nombre original es Iruyoc, lugar de paja. Aquí son casi todos kolla, pero también hay árabes, italianos, alemanes, yugoslavos y españoles”. Claro, una familia de cada uno porque Iruya es un pueblo chico donde todos se conocen y que vive de la agricultura, la ganadería y el turismo. Nuestro guía era conocido como El Topo y tenía un restobar que se llamaba Iruyoc. Claro que a cada rato se le acercaban turistas preguntando por un lugar barato donde comer y nunca les recomendó su local. Nosotras erramos, fuimos a comer a un comedor cerca de la Iglesia y por primera vez en el viaje, la comida era mala. En la noche, después de caminar al río, conocer a una cabrita que se creía perro y escuchar sobre lo lindo que era el camino a San Isidro, una caminata de cuatro horas, compramos nueve empanadas en La Tablada (3x$1 ¡Estas si que eran buenas!), y nos fuimos a ver las estrellas desde El Mirador. ¡¡¡ UUUFFFF!!! Es todo lo que puedo decir.

Había una vez una vaca en la Quebrada de Humahuaca.
Como era muy vieja, muy vieja, estaba sorda de una oreja.
Y a pesar de que ya era abuela un día quiso ir a la escuela.
Se puso unos zapatos rojos, guantes de tul y un par de anteojos.
La vio la maestra asustada y dijo: "Estás equivocada".
Y la vaca le respondió: "¿Por qué no puedo estudiar yo?"
La vaca, vestida de blanco, se acomodó en el primer banco.
Los chicos tirábamos tizas y nos moríamos de risa.
La gente se fue muy curiosa a ver a la vaca estudiosa.
La gente llegaba en camiones, en bicicletas y en aviones.
Y como el bochinche aumentaba en la escuela nadie estudiaba.
La vaca, de pie en un rincón, rumiaba sola la lección.
Un día toditos los chicos nos convertimos en borricos.
Y en ese lugar de Humahuaca, la única sabia fue la vaca.

"La vaca estudiosa" María Elena Walsh

9/21/2006

Perdidas en la Quebrada de Humahuaca

Nos dijeron vaya a Purmamarca y partimos a Purmamarca. Nos dijeron vayan a Tilcara y partimos a Tilcara. Nos dijeron vayan a iruya y partimos a Iruya. Nos dijeron ¡Vayan a Ushuaia! y por suerte no tomamos en serio a Lolo y Lala. Nos dijeron vayan a Incacuevas y no llegamos, nos perdimos.
A la niña de la oficina de informaciones de Humahuaca no le quedaban mapas y nos dio las indicaciones: esquina blanca, quebrada Chelín, una hora de caminata, rocas rojas, siete cuevas, pinturas rupestres, espejos de agua. ¡Clarísimo!
Nos despedimos del relojero que nos alojó en Humahuaca, que se mataba de la risa cada vez que la Chani le pedía algo de la cocina, “obviamente” él y la cocina no tenían nada que ver el uno con el otro. Dejamos nuestras mochilas en la custodia del Terminal y esperamos un bus que dijera La Quiaca. Llegó uno que venía de Buenos Aires.
- si las llevo – dijo el chofer – pero compren sus pasajes en la caja – y golpeando sus palmas como si nos arreara, nos gritó - ¡ya pues! ¡Ya pues!
Con pasaje en mano, el chofer abrió la puerta de la cabina y dijo:
- aquí adelante se van, para no aburrirme –
Era jujeño y picado de la araña como los otros dos jujeños que hemos conocido: el músico que nos mandó a la casa de su famosísimo colega, Ricardo Vilca, en Humahuaca; y el abogado que nos mandó a la casa de “su gran amigo” el intendente de Tilcara.
Llegamos a Esquina Blanca. Bajamos por el camino hasta un arroyuelo ¡Pero ahí se acababa el camino! Miramos para un lado, miramos para el otro y ni rastro de cuál era la senda correcta. Así que doblamos a la izquierda porque nos tincó y nos fuimos chapoteando por el riachuelo. Al cabo de media hora de no ver indicios ni de quebradas ni rocas rojas ni cuevas, decidimos devolvernos, pero esta vez por la línea del tren abandonada que estaba al menos a 20 metros sobre el riachuelo. Desde ahí no se veía el camino, pero si se distinguían huellas de neumáticas que iban precisamente hacia el lado contrario de nuestro rumbo original.
Era mediodía, el sol pegaba fuerte sobre nuestras cabezas, no había sobras y apenas corría una brisa. Llevábamos más de 40 minutos caminando cuando atravesamos un puente con forma de arco y por fin distinguimos la quebrada chelín y, en el fondo, las rocas rojas. Pero el camino era laaaaardo y áaaaarido, así que desistimos, y bajamos a seguir chapoteando en el río.
Cerca de las 4 de la tarde, tal cómo nos habían advertido, salimos a la carretera a esperar el bus de regreso a Humahuaca. Y esperamos, y esperamos, y esperamos, quince minutos, treinta, una hora, dos horas, en medio de la nada.
Cuando el sol se puso ya teníamos todo nuestro plan de sobrevivencia armado en caso de quedarnos botadas. No podíamos caminar, porque no sabíamos a cuánto estaba el próximo pueblo, no teníamos parkas y ya estaba haciendo mucho frío ( en la noche las temperaturas bordean los cero grados), no teníamos comida, pero al menos había agua pura, no teníamos luz, pero teníamos un encendedor y un botiquín. Haríamos una fogata, ese era nuestro plan, y nos pusimos a juntar leña. Chani, la hereje, estaba a punto de ponerse a rezar cuando a lo lejos se divisa un bus. La verdad es que le faltó poco para arrodillarse en medio de la carretera, y el bus paró. Solo cuando estábamos arriba del bus, celebrando nuestra suerte, nos dimos cuenta que era Once de Septiembre.
Pero la aventura no terminaba ahí…

¡No se pierda “Perdidas en la Quebrada de Humahuaca II”, mañana, a esta misma hora y por este mismo canal!

PD: Mañana con fotos y demases, porque ahora el computador esta muy muy lento.

9/16/2006

Traspie en la Frontera


A espaldas de Panchani, el paso fronterizo entre Argentina y Bolivia, La Quiaca - Villazón.




Y entonces partimos de Iruya las 6 A.M pues teníamos que llegar a Humahuaca temprano para tomar el Bus a La Quiaca, que es la frontera de Argentina con Bolivia.
Todo estaba calculado para tomar el tren hasta Uyuni a las 15:30 p.m. Estábamos ilusionadas con ese viaje en tren, porque todos decían que era un viaje espectacular; sobre todo si se llegaba hasta La Paz. Pero nuestra primera parada estaba programada para Uyuni, para luego ir en orden a Potosí, Sucre, La Paz y lago Titicaca.
Llegamos temprano a La Quiaca, súper bien calculados los tiempos. Un rosarino llamado Ignacio que seguía una ruta similar a la nuestra; nos acompañó hasta la frontera; que es como a 7 cuadras del Terminal. Eso es muy chistoso: La Quiaca de Villazón, que sería la primera ciudad de Bolivia desde el norte de Argentina, queda a una distancia de una cuadra. Si estás en La Quiaca , ves Villazón. Al llegar al Terminal hay niños y taxis que ofrecen llevar a la frontera, y claro, uno se imagina que es su buen pique, pero nosotras que estábamos advertidas nos fuimos caminando pues lo demás es un semi-engaño a los turistas para sacar dinero no más.
Llegamos entonces a migraciones en Argentina, con toda la atmósfera fronteril que había en las calles y un gran desorden en que la gente pasaba de un lado para otro sin mostrar ni un documento ni nada. No había mayor control. Le pasamos el C.I al gendarme y se rió pero dejamos nuestros papelitos que constataban nuestra salida de Argentina y cruzamos a Bolivia a hacer el trámite de ingreso. Mostramos nuestro C.I y con una sonrisa disimilada, el funcionario boliviano nos dice:
- No se puede entrar sin pasaporte –
- ¡Qué! – exclamamos al unísono
- No se puede entrar sin pasaporte – repite el funcionario de bigote y mirada fija.
- Pero si nosotros averiguamos en Chile y nos dijeron que si se podía entrar con carnet. –
- Solo de Chile a Bolivia, no de terceros países. Les voy a mostrar la resolución para que me crean. – Entonces el funcionario se levanta, desempolva un archivo y extrae una fotocopia de un tratado entre Chile y Bolivia. Efectivamente el documento decía que el carnet servía exclusivamente en los pasos de Chile a Bolivia y viceversa, no en otros países. Plop!
La verdad es que habíamos averiguado eso en el Ministerio de relaciones exteriores; pues no queríamos sacar pasaporte, y nos habían dicho que “un ciudadano o ciudadana chilena puede entrar con cedula de identidad y sin pasaporte” a todos los países que visitaríamos. Bacán, así no gastábamos las 40 lucas del pasaporte y no me volvía a pasar lo de hace un tiempo: que saque pasaporte para un viaje que nunca se hizo y éste se venció sin haberlo usado nunca. Conclusión: el pasaporte es yeta.
Pero resulta que no era así, y simplemente nos quedamos paradas. La única solución era volver a Chile y entrar desde ahí a Bolivia.
A mí se me cayeron las torres gemelas por dentro, como diría la Isa, y con la Pancha nos fuimos un poco estupefactas a …¡tener que hacer el trámite de volver a Argentina! ¡La cola era larguísima y el sol de mediodía pegaba fuerte sobre las cabezas! ¡Por esa maldita cuadra que cruzamos había que hacer una cola infernal! (la gran fila es producto del comercio cotidiano que se efectúa desde Bolivia a Argentina). Para salvarnos del desastre absoluto, había una sola opción, convencer al gendarme argentino para que nos devolvieran los papelitos y hacer como si nunca hubiéramos salidos de argentina. Hicimos la cola, que solo eran cinco personas, y mientras avanzabamos planeábamos la estrategia: Chani sería la mala y Pancha sería la buena. Chani hablaría golpeado y frunciría el ceño, y Pancha sonreiría y le haría ojitos al susodicho. Llegamos a la ventanilla y el funcionario ya no se reía de nosotras. Lo llamaron urgente y nos dejó esperando por largos minutos. Mientras tanto le contábamos nuestro drama a una pareja de viejos que iba detrás de nosotros. Tanto se demoró el gendarme que la gente empezó a reclamar y cuando este volvió les dijo:
- si quieren pasen sin hacer el trámite, pero bajo su responsabilidad.
Y solo quedamos los viejos y nosotros en la ventanilla.
Finalmente, sin diálogo ni coima de por medio, el gendarme nos devolvió los papelitos y volvió a sonreir. Casi nos deshicimos en agradecimientos y nos fuimos casi contentas al Terminal de La Quiaca. Esto era realismo mágico puro y duro: pusimos los pies en Bolivia, podríamos haber pasado sin problema porque ya estábamos en Villazón, pero tan solo nos faltaban unos papelitos que eran más importantes que un muro; al cruzar la calle estábamos ilegales en Argentina siendo que hace 5 minutos no era así…no sé …daban ganas de decir “¿dónde está la camara?”.
Pero bueno, volvimos con la cola entre las piernas al Terminal de La Quiaca..¡qué chucha hacemos!. Después de conversarlo un rato, pensamos en entrar a Chile por el norte (por Calama) y desde allí entrar a Bolivia. Cuando hicimos las averiguaciones, costaba lo mismo ir a Calama o ir a Buenos Aires y, para que se hagan una idea, Buenos Aires estaba a más o menos 4 veces la distancia de La Quiaca que Calama de la misma. O sea lo que cobraban ($120 aprox) era un robo para avanzar los 800 kms. A Calama comparado con los más de 3.000 que había a Baires. Entonces una opción razonable era simplemente cambiar la ruta del viaje. Por ejemplo ir a Buenos Aires, Córdoba, Rosario y de ahí pasarse a Uruguay, Paraguay y tal vez hasta un poco de Brasil. Estábamos hablando de este posible cambio y, de repente, un dramatismo espontáneo se apoderó de mi: “Pancha, en realidad yo me muero si no vamos a Bolivia” dije sin planearlo. “Entonces vámonos a Calama”, dijo la Pancha.
Hicimos las averiguaciones, y resulta que el viaje a Calama no era tan fácil a pesar de lo cerca que estaba. Pasaban solo algunos días de la semana los buses y había que ir a tomarlo a Purmamarca. La única opción era irse a Purmamarca al tiro, para tomar al otro día en la mañana (Jueves) el bus a Calama. Nos subimos entonces al bus que nos dejaría en la ruta de Purmamarca y habría que ver como llegar al pueblo mismo (taxi, dedo o lo que fuera para esos 15 kms.). Llevábamos como una hora viajando y había que parar a una especie de aduana que principalmente es para controlar el tema del comercio desde Bolivia hacia Argentina. A nosotras ni nos revisaron, pero a las demás personas-en su mayoría bolivianas y bolivianos- las tramitaron mucho. Resulta que tal vez pillaron algo, tal vez no; pero la cosa es que estuvimos detenidos como 2 horas.
Así entonces ya se nos hacía muy tarde para llegar a la carretera a probar suerte en medio de la noche para entrar a purmamarca, así que decidimos bajarnos en Humahuaca, en el pueblo. Nos dio miedo arriesgarnos y aparte andábamos con mala suerte.
En Humahuaca dormiríamos y al otro día debíamos partir de nuevo a las 6 a.m. para llegar a tiempo a Purma…Entonces comimos cazuela de llama y bomba de papa ($5 con sopa y postre incluido, en la Hostal Rio Grande de Humahuaca, muy muy muy rico, aqui tambien dormimos $10 cada una) y tomamos una cerveza pa el relajo, pero prácticamente dejé sola a la Pancha con la “Chela”, tenía que dormir.
Bueno, llegamos a Purmamarca (o Dinamarca como echaban la talla unos viejos que se subieron al colectivo) y fuimos corriendo a sacar plata, comprar los pasajes y comprar desayuno.
Lo logramos y a las 10:00 ya estábamos camino a Calama.
Uf! Que agotador, pero llegábamos donde mi hermana Goyi en Calama, que prontito - en una semana mas - se va a Francia por 4 años; así que para mí era un encuentro sorpresivo y agradable.
La Pancha no conocía Calama , y le tuve que hacer un par de advertencias…¡pobre Calama! Calama “la fea”, la feíta. Nos bajamos del bus ya en Calama a las 7 p.m y se acerca una chica y me dice “¿tu eres Carla?” “no”, respondo contenta porque pensé que tal vez era una amiga de Goyi que me había ido a buscar . La chica en cuestión se pone muy seria y le pregunta a mi compañera de viaje como se llama: “Francisca” “¡y yo soy Sandra, la Chany!”, interrumpo todavía convencida de que nos estaban yendo a buscar por encargo de mi hermana. La chica se pone mas seria y dice “Pero ¿uds. son las que vienen a trabajar”… “no..” y entendimos todo. Las que venían a trabajar eran 2 muchachas compañeras de bus que habian almorzado con nosotras en una restaurant en medio de la cordillera, donde paraba el bus. Y así es Calama no mas pues, le decía a la Pancha, la prostitución, el machismo, el abuso, las miradas calentonas todo el rato etc.
Pero bueno, acá estamos en este “frenazo” de nuestro viaje, regaloneando un poco familiarmente y cabeceándonos sobre como llegaremos a Bolivia…¿lo lograremos? Hagan sus apuestas.


PD: QUEDAN PENDIENTES NUESTRAS AVENTURAS EN LA QUEBRADA DE HUMAHUACA. POR AHORA CRUCEN LOS DEDOS PARA QUE BOLIVIA NOS RECIBA CON LOS BRAZOS ABIERTOS. NOSOTRAS GRITAMOS ¡MAR PARA BOLIVIA! CUANDO FUE EVO A CHILE.

9/15/2006

San Salvador de Jujuy: el descanso de las guerreras





Nos fuimos de Salta a buscar mejor vida a la quebrada de Humahuaca. La primera parada era San Salvador de Jujuy (Salta-Jujuy=$11), para luego hacer Purmamarca-Tilcara-Humahuaca-Iruya y así terminar con Argentina y partir a Bolivia. (Es chistoso que casi todas las ciudades que hemos visitado tienen nombres de santo, por ejemplo: San Juan , San Agustín del Valle Fértil, San Miguel de Tucumán, San Fernando del Valle de Catamarca, San Salvador de Jujuy…)
Quedamos de acuerdo con Monique, de juntarnos en Jujuy. Nos quedamos en la Residencial San Antonio ($15 p/p), recomendada por el gigantesco libro de viajes que llevaba a cuestas nuestra nueva amiga holandesa, y al poco andar descubrimos que tambièn funcionaba como motel. La estética setentera, la escasa luz natural y el bullicio de la calle eran la escenografía perfecta para una película de prófugos y narcotraficantes. En la tarde nos fuimos a pasear. Jujuy es más bien una ciudad chica, sin mucho brillo pero con paisajes cercanos bastante bonitos.
En la noche queríamos chelear, asi que partimos las tres a buscar algo, lo que nos costó mucho porque era Miércoles y estaba todo cerrado. Pero por fin encontramos un lugar y Monique y yo cheleamos y la Pancha se fue por lo “juerte” porque le dolía la garganta y según ella el ron mata los bichos.
Lo que más me interesa destacar es la conversación con Monique sobre Chile. Qué raro es hablar del país de una y disociarlo de sí misma. Monique nos contaba que en general la gente le preguntaba mucho sobre ella, su viaje y Holanda; pero no conversaba mucho sobre los países que estaba visitando. Justo Chile es el país de Latinoamérica que menos conoce y en realidad no le parecían muy coherentes las cosas de las que hablábamos. Claro, porque por un lado le hablábamos de un país muy conservador, uno de los tres en el mundo donde el aborto está penalizado en todas sus formas; pero donde se fuma marihuana casi con la misma naturalidad que en Holanda. Le hablábamos de un país alcoholizado (con unas fieles representantes ante sus ojos) y fumador, dónde la derecha y la concertación estaban obsesionados con las campañas anti-drogas que explicitan la marihuana como un peligro siendo que ésta no le ha hecho daño a nadie en comparación con el copete. Le hablábamos de un país machista, pero resulta que hay una presidenta mujer, que desde afuera parece de izquierda y se le asocia con Lula, Evo, Chavez, Fidel y Kirchner. Le hablábamos de un país donde los políticos sacan votos desde el pánico creado respecto a la delincuencia; cuando resulta que es el país menos peligroso de Latinoamérica. Y bueno de ahí con la Iglesia, que la izquierda, que la juventud, que qué es eso de ser “progresista”, que el feminismo y tanta cosa que se desarrolla en una atmósfera de contradicciones vitales y donde es tan difícil esbozar una identidad...y dónde, más encima, le exigíamos que no nos considerara representantes de nada , porque encontrar chicas de izquierda, feministas, con un discurso pro-movimientos sociales antes que de partidos políticos, que no le compran ni una a la concertación ni al falso discurso arribista moderno que ha difundido el sentido común chileno, bellas y audaces; no es fácil (modestia aparte). Nuestra pobre compañera de viajes quedó con un enredo tal en la cabeza, difícil de explicar. Lo bueno fue que despertamos una enorme curiosidad por conocer este paìs tan enredado. De hecho, aunque no lo crean, hemos sido eficaces promotoras de Chile.
Nos fuimos como a las 2 A.M y nos dimos cuenta que estábamos en una crisis de cansancio; demasiado raja así que decidimos dormir hasta que se nos hinchara el ombligo y solo despertarnos para ir a unas termas.
Efectivamente partimos al otro día a “Termas de Reyes” que quedaba a una media hora de Jujuy (pasaje $1, 60, entrada a termas $5); y no teníamos tanta expectativa, solo porque era muy barato. Pero eran bacanes, una gran piscina de agua termal en medio de la naturaleza misma. Un argentino se nos acercó a hablar de la energía de esta agua, de la pachamama, que las invito a comer a la noche y chaíto no más. Nosotras con la panza y cachitos pa´l cielo flotamos hasta que éramos unas pasas, arrugadas y exprimidas de tanto relajo placentero.
Luego nos fuimos a Jujuy a comer y luego a la cama, pues al otro día partíamos a Purmamarca: inicio de la quebrada de Humahuaca. Así entonces comenzaría la retirada de Argentina y la entrada gradual a Bolivia…cuando ni siquiera sospechábamos el nefasto obstáculo que tendríamos y que podía cambiar irreversiblemente el destino de nuestro viaje.

PD: Tuvimos algunos percances con ciertos tratados internacionales que relataremos en los próximos capítulos. He ahí la razón de esta larga pausa que nos tomamos en el blog. Pero nos pondremos al día.

To be continued…

9/10/2006

Conversando con una caricatura

Todo lo que se relata a continuación es la pura y santa verdad, cada uno de los comentarios referidos està escrito al pie de la letra, nada es producto de nuestra imaginaciòn (eso quisièramos):

Y estando en Salta, buscando lugares cercanos para conocer que no fueran muy caro; decidimos ir a San Lorenzo, específicamente a la quebrada de San Lorenzo donde el paisaje nuevamente son Yungas. El pasaje costaba $1.60 y quedaba a solo 15 minutos de Salta. No había que pagar entrada ni nada y por supuesto había asadores en todos lados, así que la primera alegría fue lo democrático del acceso a este lindo paseo y paisaje.
Empezamos la travesía de las Yungas y muy luego nos encontramos con una pareja sentada tomando mate en medio del río.
-“Hola” -nos dicen
- Hola - respondemos cortésmente
-De a donde son! –grita el hombre
-De Chile ¿y uds.? –pregunto
-¡Pero de a donde creés! ¡adiviná!- grita él nuevamente
- Porteño - respondo más que segura
- (él asiente orgulloso) ¡y en Chile hay paisajes así!? -
- Mmmm o sea hay disitintos paisa...
- ¡Vayan a Ushuaia!
- Es que vamos hacia el norte, para luego ir a Bolivia
- Ushuaia es muy bonito, vayan! (Y ahí Lala, la mujer de la pareja, copta a Pancha para hablarle de Ushuaia, yo me quedo con el hombre cuyo nombre olvidé)
- ¡Y contáme!- grita él
- ¿Uds quieren a Menem? ¡¿Por qué la Bolocco se casó con él!?
- No, ni a él ni a ella los quer...
- ¡Yo te voy a decir una cosa! ¡A mí Evita me tomó de la mano y me sacó de donde yo estaba, porque yo así como tu me ves era muy pobre, pero ahora el peronismo yo no sé!
- Claro...
- Mira, yo ahora soy gerente de una empresa en que manejo a mil empleados , vamos a comer a los mejores lugares. ¿tu estudias?
- Soy socióloga- respondo con el patético tono de orgullo del “cartón” de la clase media chilena
- Ah! Aquí vendría a ser como profesora de Ciencias Sociales, ¡Lala es profesora! Es que ella tiene 18 profesiones. Ella , ¡¿sabés con quien estudió danza!? ¡Sabés?!
- No
- Con Julio Bocca! !LALA! !LALA! - llama a la superdotada en cuestión- ¡Decíle con quien estudiaste danza!
- Con Julio Bocca –responde Lala
- Ah!, que bueno- digo yo
- ¡Es que ella es mi caramelo, ella tiene 20 años menos que yo! A ver ¡que edad me echás!!- y se pone de pie dándose un vuelta mientras yo tiemblo de miedo por no cagarla
- Como 53?- miento, pues le echaba mas de 60
- ¡Tengo 60 y ella 40!!!!
- OH! – digo, cuál orgasmo fingido.
- Mira, cho te voy a decir una cosa... Oye pero dime! ¿van a Bolivia?
- Sí
- ¡Y yo digo ¿qué les cuesta darle un poco de mar a los bolitas?!
- Pero si yo quiero que..
- Oye, porque para que se preocupan! –baja el tono de voz a secreto- si sabemos que los bolitas no les llegan ni a los talones...que les cuesta!, ¡Si Chile está mejor que nosotros! Antes nosotros los mirábamos para abajo! Pero Argentina ha sufrido mucho, con lo de las Malvinas desde ahí , ¡y ahora vienen los Rolling Stones y los argentinos van! Cho te voy a decir una cosa: los argentinos son una mierda, ¡cho jamás iría a ver a esos ingleses hijos de puta! Mirá, yo fui militar, pero ahora yo no soy pro-militar...(...) mi hija escribió el mejor libro sobre las Malvinas
(yo me empecé a sentir mal, no podía seguir el hilo de la conversación, entonces aquí solo relato el delirio del siguiente monólogo)
-...porque cho te voy a decir que el Che Guevara era un boludo! Mientras todos tenían armas él quería defender la nación con un rifle! Mirá yo solo le creo a Evita(...) porque Menem era un hijo de puta, yo te voy a decir que... preguntále a cualquiera en Buenos Aires ¡quién es el mejor vestido! ¡LALA, LALA! ¡Qué te decían a ti cuando empezamos! ¡LALA, LALA! Le decían que yo era el mejor vestido y una vez me estaba probando unos pantalones cuadrillés y llega Menem y dice: “yo quiero esos pantalones” . ¡Es un hijo de puta! Mirá, tu ahora me vez así , pero cho me pongo mi reloj de platino, mis anillos, mis zapatos de 250 pesos, preguntale a cualquier persona por mí, cho anduve con las vedettes más famosas, con actrices y ella se enamoró de mí por como bailo, tocan la música y yo:“CANDELA”... -
Y se movía penosamente, y yo no sabía que hacer mientras veía a la Pancha igual de prisionera, hasta que de repente Lala atina y dice : “ya se les va a hacer tarde, dejémoslas ir”
-Si – decimos al unísono mientras empezamos a marcar el paso.
- Mirá - dice él- lo último que te digo es que .... (Con la Pancha les dijimos chao y salimos un poco arrancando, mientras yo le decía a Pancha que ella había tenido mejor suerte que yo, pero ella me responde que su experiencia paralela fue casi lo mismo, con Lala, que por supuesto había escrito el mejor libro de viajes que se ha conocido en Argentina...)

9/08/2006

Salta, la linda






Esto apenas es un fragmento de Salta, la linda. Diez años lleva dedicada 100% al turismo y se nota. Por las caras rubios con cachetes rojos que se ven en la calle, por el comercio, por la limpieza de sus calles, por el tiempo y el dinero que le dedican a la restauración de su patrimonio. Un ejemplo digno de imitar aunque su ideologo sea el narcotraficante más importante de la región, según nos dijeron los mismos salteños.
En nuestra primera noche en Salta conocimos a Sebastián, un chico de Cafayate que estaba de paso en Salta porque necesitaba sacar pasaporte para irse a España. El chico era un trotamundos, tenía apenas 24 años y ya se conocía toda la argentina. A los quince años dejó el colegio porque se aburrió y partió a recorrer su país trabajando en lo que fuera, de mesero la mayoría de las veces. Volvía a Cafayate solo cuando la nostalgia lo traía de vuelta. Hace un par de años había puesto una agencia de turismo en su pueblo y le iba bastante bien, sobretodo con las europeas: es que el color de la piel me favorece, decía con sencillez e inocencia (en serio, con sencillez e inocencia). Tan bien le iba con las europeas que ahora una de ellas se lo llevaba a probar suerte a los Pirineos.
La verdad es que de la cantidad de historias increíbles que nos han contado los argentinos, esta es una de las pocas verosímiles. Uno nos dijo que fueramos donde el intendente de Tilcara, una vieja a la salida de un comedor me dijo que tenía 99 años, otra en las termas de reyes nos dijo que tenía nueve hijos estudiando medicina en Buenos Aires, otro jujeño se jactaba de que las chilenas en antofagasta caían rendidas a sus pies, pero las más increíble de todas ocurrió en San Lorenzo y la va a contar la chani en el proximo capítulo de este reality.

Purmamarca, sin palabras







9/05/2006

A Salta a Dedo





Cuando ya llegó la hora de dejar Tucumán , el jardín de la republica, hubo un consenso general entre tucumanos y tucumanas en que había que hacer dedo. ¡Hasta en la oficina de información turística nos dijeron que era muy fácil ir a Salta a dedo! Porque los norteños son buenos, buenos de adentro, no como los porteños. ¡Uf como destrozaron a los bonaerenses!!! Y debo decir que nosotras incorporamos cada letra del discurso provinciano antiporteño, así que no nos vengan a cuentear lxs amantes de Buenos Aires (el único perdonado es Sabina).
Asi que ya po, y sobre todo “po” ; pescamos nuestras 4 pilchas y enfilamos a tomar la micro (“colectivo”) para la carretera . Mientras esperábamos una niña de 14 años nos dice “qué lío tienen”( por las mochilas) “ que a dónde van!”. A Salta, dijimos. “Yo soy hija de un tucumano con una entrerriana y tengo un tío en Santiago del Estero, por eso me notás una tonada rara”. Después de hablarnos sin parar con su alegre tonada una media hora, nos llevó prácticamente de la mano a un lugar mejor para tomar el colectivo. ¡Que chica mas picuda!, comentábamos con la Pancha reflexionando sobre las escandalosas diferencias entre ser un(a) niña(o) u adolescente en nuestro país y este otro.
Entonces empezamos a hacer dedo en la carretera, y muy luego nos paró Fernando, un chico que iba solo y se ofreció a avanzar nuestro camino unos 50 kms. Mientras íbamos conversando y mirando el paisaje, Fernando, que coincidentemente se dedicaba al turismo, se ofreció a llevarnos a conocer “El cadillal” – “ ¡de onda, loca!”, ya pu , le dijimos . El Cadillal es un pueblo muy bonito, con un dique y paisaje de yungas. Estuvo lindo el paseo, sacamos fotos y todo.
Fernando nos dejó entonces gentilmente en una bomba de bencina que los desviaba un poco del camino ; pero donde era más fácil seguir haciendo dedo. Así entonces nos paró una camión, es decir su chofer, que se ofrecía a dejarnos en el cruce a Salta. Nos subimos al gigante camión de don Héctor y yo me senté en la segunda cabina que es donde tiene la camita pa pegarse unas dormidas cuando ni el mate puede con el sueño. Don Héctor era de Santiago del Estero, un pueblo que queda al sureste de Tucumán y del que oímos muchas burlas por su forma de hablar. La Pancha le comentó aquello y don Hector dice:“siempre nos hacen hablar solo para reírse de nosotros”. Me dio pena, pero lo más tragicómico es es que hablan como chilenxs, por eso es divertido. Es una mezcla entre el hablar chileno y boliviano.
La Pancha se fue adelante cumpliendo lo que habíamos acordado : sobre que una tiene que estar conversando como enferma todo el rato al chofer amable en cuestión, que pa eso sirven lo “endedados”. Yo por mientras me pegué la tonta siesta. ¡Bien buena conversadora para este fin la Pancha! ¡Quedé impresionada! La reina del dato freak (periodista pues), de hablar de paisajes, de tener información sobre todo lo que Don Héctor le hablaba sobre la economía de las distintas regiones argentinas, etc. Luego me tocó a mi pasarme pa adelante y yo salí malaza para la conversa copilotística , así que recurrí al comodín Menem. Con eso se ocupó harto tiempo entre puteada y puteada y yo me entretuve mucho con todos los nuevos datos que el culto Don Hector me daba sobre la política argentina y el interminable “currículum” delictual de Menem; en que todos, absolutamente todos y todas lxs argentinxs que hemos conocido nos han contado microhistorias de corrupción y derechamente de crímenes vinculados a las provincias argentinas y los protegidos de Menem (y por lo tanto historias mas desconocidas en Chile).
Paramos a calentar agua para el mate, cuando le empezamos a preguntar a Don Hector sobre su pega y si había pasado algún susto. Entre mate y mate con el camión parado nos confesó que era más miedoso que la cresta y nos contó la historia de terror que era la causa:

“ Es que a un colega le pasó algo. Iba por la ruta 48 de noche y siente que se cae algo del camión. Se bajó y no se le había caído nada, se puso a revisar las gomas y se dio la vuelta por todo el camión y de repente se chocó con una mujer que le pidió que la llevara. Él le dijo que sí, y le fue a abrir la puerta y le sintió un olor muy feo, pero ¡muy feo!. Arriba iban teniendo una conversación muy normal, lo único raro es que ella siempre iba mirando la ventana, no lo miraba a él. Llegaron entonces donde ella se tenía que bajar, le dijo que iba a parar y ella ya no estaba. Se bajó, buscó por todos lados y nada. Se subió al camión y se fue a toda velocidad en el camión con el olor impregnado en la nariz, fue donde los policías que le confirmaron que por ahí había un fantasma y durmió toda la noche afuera del camión, muerto de frío. A primera hora fue a devolverle el camión al dueño y nunca más volvió a trabajar”

Con la piel de gallina nos subimos al camión cuando solo quedaban 10 kms. para el cruce a Salta . Ahí nos dejó , no sin antes regalarnos una botella de agua. La Pancha, que está loca de remate, justo andaba con unos santitos para adherir en los autos y se lo dejó a don Héctor para que nunca lo penaran.
Ya estábamos cerca de Salta y paró un auto inmediatamente para entrarnos a la ciudad. Nos fue a dejar en la puerta del hostel donde nos quedaríamos.
Todo fue demasiada amabilidad en estos aventones , nadie fue “pícaro” como decía don Hector que sí eran los camioneros porteños, obvio.

Dejamos nuestras cosas en el Hostel, eran como las 8 p.m , y salimos a conocer. Fuimos a Balcarce , que es la calle de las peñas, ya que Salta “la linda”(como le dicen) es tierra de zambas y chacareras. Nuestra misión de esa noche era comer bifé chorizo, y lo hicimos disfrutando cada pedazo. En el lugar en que comimos (El Patio de Balcarce) había “show tras show” de cantantes, bailarines etc. La Pancha de repente se me perdía y (era que no) estaba bailando en el escenario; pues una parte del espectáculo consistía en enseñar a bailar chacareras a los clientes . Así se supo que éramos chilenas, por lo que nos tuvieron como centrito de mesa toda la noche, llegando al clímax en que nos obligaron a subir a cantar “Zamba de mi esperanza” junto a un grupo que era como imitación de los charchaleros. Unos rosarinos nos sacaron fotos y estamos esperando que las manden para que nos crean el ridículo que hicimos. Todo lo que habíamos ahorrado haciendo dedo; lo gastamos en bifé chorizo y cerveza, exactamente todo.

San Miguel de Tucuman




Chani va a comprar el pan. Una señora vieja, muy vieja y de hablar lento, muy lento, le dice:
- Yo tengo un amigo chileno y yo le preguntaba ¿Porqué los chilenos odian tanto a los argentinos? Pero él me aclaró que no es con todos los argentinos, si no solo con los porteños. Y si, porque los porteños son pedantes, no como la gente de la provincia.

Salvo el habla, los precios y la corrupción. Esto es casi como estar en Chile. Casi. En el persa te advierten que tengas cuidado con el bolso, los escolares usan el mismo uniforme y andan en patota por el centro de la ciudad, los ambulantes llenan todos los rincones, los chicos más pobres ofrecen calendariosa y flores en los bares, la gente de la provincia es cariñosa y sencilla y mira con recelo al capitalino, y andar en colectivo es exactamente lo mismo, pero exactamente lo mismo que andar en micro. Yo podría vivir acá y no sentir demasiada nostalgia del terruño. Además es re fácil hacerse amigos. Es tanta la gracia que les causa nuestra forma de hablar, que nos hacen hablar solo para reirse de nosotras. Decimos "ya" y se matan de la risa. Decimos "sipo" y se matan de la risa. Decimos "altiro" y se matan de la risa. Nos reconocen a kilómetros de distancia. Solo algunos nos han confundido con Mendocinas hasta que decimos la palabra clave "ya". Es tanto la curiosidad que causa que la Chani decidió hacer una investigación antropológicas sobre el origen del "poh", ya que todavía no podemos encontrarle una explicación.
Las diferencias son divertidas. Acá no hay botillerías, péro venden cerveza en todos los almacenes y en cada cuadra hay siempre un café lleno de gente. Cada provincia tiene un acento distinto, pero muy distinto al de otras provincias, y los paisajes cambian sin ninguna lógica aparente. Las esquinas son una locura, nadie respeta ninguna ley del tránsito. Está lleno de autos, motos y bicicletas y todos hacen lo que se les da la gana. Los primeros días estábamos traumadas, no sabíamos cuando cruzar una calle y cuando no. La universidad es gratuita y todos se escandalizan cuando digo que la educación superior en Chile cuesta dos sueldos mínimos o más, el equivalente a mil pesos argentinos mensuales ¡Mil pesos! Así abren las pepas.
Pero en Argentina la corrupción es de película. Fuimos a ver una exposición de fotos en la Casa Histórica en Tucumán sobre la historia de Argentina y anotamos algunos hitos que nos llamaron la atención:
1860 Primera foto de un asado
1869 Guerra del Paraguay
1883 Ocupación militar de la Patagonia
1888 Muere Sarmiento (foto póstuma)
1911 Protesta de panaderos
1919 Huelga Trágica
1930 Crisis económica y revolución
1935 Última foto de Gardel
1939 Hundimiento del Graf Spree
1943 Revolución
1945 Las patas en la fuente, foto emblemática movimiento peronista.
1951 Eva y Perón
1955 Revolución
1963 Azules y Colorados
1967 Muerte del Che
1969 Plegaria de Juan Onganía
1975 Atentado de Tucumán
1981 Ronda Madres de Plaza de Mayo
1982 Guerra de Malvinas
1983 Vuelta a la Democracia
1987 Levantamiento carapintadas
1990 El crimen de María Soledad
1992 Atentado AMIA
1997 Crimen del periodista Jose Luis Cabezas
2001 Piqueteros y barricadas
2003 Kirchner

Le pregunté a Alejandra, la chica del hostel, qué era el crimen de María Soledad.
María Soledad era una chica de 17 años, no recuerdo de qué provincia, que fue a una fiesta con hijos de políticos y empresarios. A las semanas la encontraron muerta y destrozada en una quebrada. La habían drogado, la habían violado y se les había muerto con tanta crueldad. Trataron de reanimarla en una clínica sin éxito y finalmente la tiraron a una quebrada tratando de borrar las huellas del delito. Pero se toparon con la monja María Belloni que nos descansó hasta meter a los culpables a la cárcel . Y los culpables eran todos, desde el gobernador hacia bajo. Y el camionero que nos trajo a Salta nos contó una historia muy parecida pero que había sucedido en Santiago del Estero hace solo dos años. El mismo camionero nos advierte "no confíen en la policía provincial, solo los federales y gendarmería son confiables", entonces empiezo a entender los comentarios del policía en Raco. Claro, eran todos provinciales. Para rematar, un chico de Cafayate que conocimos en el hostel de Salta, nos dice con toda naturalidad que el gobernador que ha convertido a Salta en el principal centro turístico del norte argentino, es el narcotraficante más importante de la región.

- ¿Y allá en Chile son tan hospitalarios como los norteños? Porque en el sur son muy distintos (el sur para ellos es Buenos Aires). Los porteños son bovinas, se crean superiores al resto.

Claro, los sureños en Chile son tan hospitalarios como los norteños en Argentina, pero hay una diferencia fundamental. Esta gente es tan suelta de cuerpo y de palabra que te hacen sentir como si los conocieras de toda la vida.

Cuando vayan a Tucuman, vayan al hostel Las Yungas, de Julio y Alejandra. A nosotras nos costó $13 diarios, pero fuimos super regaloneadas. Lo pasamos la raja.

Las Yungas, Tucuman


Dormir a los pies del Cristo Bendicente, con los rayos del sol entibiando el cuerpo y el arrullo del viento, el silencio. Y al entreabrir los ojos, ver la sierra y la selva desde las alturas. No es un sueño. Tampoco es cursilería. Es una simple siesta al aire libre, en medio de nuestro paseo por Las Yungas de Tucuman.
Bueno, Bonito, Barato. Se toma el colectivo a San Javier en el Terminal que cobra $6 hasta las Cascada. Y ya solo el viaje en micro vale la pena, porque se sube por un camino serpenteado, rebosante de vegetación. Dicen que en el verano es mucho más lindo porque acá la estación seca es el invierno, es decir, ahora, mientras que el verano es húmedo y llueve a cántaros. Entonces todo florece y es mucho más exuberante.
Con la Chani llenamos nuestras alforjas de pan, queso y salame y partimos rumbo a la selva. Bajamos a la cascada, siguiendo la ruta de las hormigas gigantes, una larguísima columna de hojitas cortadas, flores y semillas, y nos cuidamos de no tropezar con alguna serpiente.
De vuelta a San Javier, tomamos la misma micro, con el mismo chofer, que de tanto hacer esta ruta ya conoce todos los nombres de sus pasajeros, y se percató de nuestro acento de inmediato. La pregunta del millón: ¿De dónde sos? Y se larga la conversación. Paramos en el Cristo para la siesta y empezamos a bajar la sierra. A la orilla del camino, trepando por atajos, colgándose de lianas y de raíces, escuchándo pájaros desconocidos y el oído bien alerta. Así caminamos durante dos horas, hasta que volvió a pasar la misma micro con el mismo chofer que nos llevó de vuelta a Tucuman. Lo más lindo fue un colibrí verde, amarillo y rojo de cola larga que revoloteaba entre los arbustos.

PD: hice trampas con las fotos, porque no he podido bajarlas.

9/01/2006

Raco y El Siambón, Tucumán

A Raco llegamos por Atahualpa. En la oficina de urismo preguntamos por el y por Mercedes Sosa. Entonces apareció Raco en el mapa. Allí vivió Atahualpa Yupanqui y ahora sus calles llevan los nombres de sus canciones. Además quedaba en las rutas de Las Yungas. El paseo prometía y era sencillo llegar: A las 11ºº, plataforma 63, Buscor, $6 al Suambo y $5 a Raco.
Éramos las úncas pasajeras. En el omnibus conversaban animadamente el chofer, un amigo y dos policías. Hasta que subieron dos inspectores municipales o "varitas". Inmediatamente los policías se fueron al fondo del Omnibus y se quedaron callados mirando la escena: el inspector chequeaba todas las faltas del chofer y anotaba, mientras el chofer se defendía y poco a poco iba subiendo el tono. Al cabo de cinco minutos ya estaba pleando a grito pelado. Nosotras no entendíamos nada. Entonces se levantó el amigo civil que había estado conversando con el chofer todo el viaje y el grita al inspector:
- ¡Lo que está haciendo usted es ilegal! ¡Acaso usted no sabe que existe una ley que prohibe hablarle al chofer mientras conduce! ¡Si hay un accidente, será culpa suya!
Porque claro, durante toda la pelea, el chofer nunca detuvo la máquina y siguió manejando a 80 km/h por la carretera.
Finalmente el inspector desistió de su cruzada por corregir al chofer y bajó furioso y frustrado. Los policías volvieron a conversar animandamente con el chofer, pelando al inspector y el omnibus siguió como si nada.
Al mismo tiempo, pero exactamente a la misma hora, en el centro de Tucuman, varitas y policías se agarraban a piedrazos porque el concejo deliberante acababa de aprobar que la facultad de hacer actas de infracción de tránsito dejara de ser una tarea exclusiva de los inspectores municipales y pasara también a manos de los policías.
Por suerte llegamos al siambón sanas y salvas. Lo único que vale la pena ver en ese lugar es el monasterio benedictino donde la chani hizo despliegue de toda su herejía ojeando los cuadernos de los curas mientras nadie nos veía.
El resto es como ir a Tunquén, un ghetto de nuevos ricos que huele a red set, un montón de casas obscenamente ostentosas construídas en medio del paraje que inspiró a Atahualpa Yupanqui. En medio de un poblabo sencillo y campesino, profesionales adinerados muestran sus millones a destajo y sin pudor. Horror.
Lo más auténtico del lgar es la comisaría. Los policías muy solícitos y preocupados por nosotras nos tomaron los datos y nos ofrecieron almuerzo. No aceptamos pero conversamos un buen rato. De los chilenos, de la palabra huevón, de porqué estábamos ahí y de los últimos crímenes de Tucumán. En la puerta de la comisaría un cartel de "Se Busca" mostraba el retrato hablado de un conductor de Remis que asesinó a una chica en el verano y que seguía profugo. Nosotras teníamos que tomar un remis para voler a San Miguel.
- No, no se preocupen, si no estás metido en cosas raras, no te pasa nada. En cambio si te metés con la mafia, te enteras de cosas que no tenías que saber y ve a saber tú lo que te puede pasar.
¡Plop!

PD: Mañana nos vamos a Salta.