12/13/2006

Tiwanacu


Desde que entramos a Bolivia tenía una palabra en la cabeza: Inacaliri. Le pregunté a nuestros guías en el Salar de Uyuni. Le pregunté a un minero en Potosí. Y a una "mamita" en el bloqueado camino a Sucre. Sin resultados.

12/12/2006

La Paz












































































LA LEYENDA DE LA COCA

Los sabios hombres que miran más allá del resto de su pueblo
cuando llegan los malos tiempos, el invierno,
son recogidos por Dios como semillas buenas para sembrar en ellos.

Y a través de ellos en los hombres,
los alimentos que corresponden a la nueva era
a vivirse.

Alimentos para el cuerpo y para el espíritu.
Pues el espíritu se nutre de conocimiento, de conciencia.
Así cuando el conquistador del norte
envuelto en sus hierros, vino a conquistar un ser,
un pueblo nacido en el Ande, en las montañas
templos naturales a Dios,
un escogido entre los sacerdotes
en un atardecer rojo sangre
escuchó la voz interna de EL que habla así:

Amo mucho a mi hijo,
a tu pueblo porque obedeció mi mandato y se mantuvo puro.
También por eso lo doté de mucha sabiduría;
pero ahora el resto de mi rebaño allende tu mundo
ha llegado.
No solo en cuerpo, también en espíritu.
Por eso tus hermanos están peleando entre ellos.
Los buscadores de oro ya están aquí
para oprimir el corazón y clavar sus espinos de hierro en la carne.
Pero no debes olvidar que el dolor es el receptáculo de la felicidad,
ella penetra en el corazón por el camino que ha abierto el dolor.
Los tiempos que tocan vivir son esos.
Cavarás en el corazón de la tierra tu camino
como el gusano hace para sacar el oro y la plata
(dioses de barro que ha construido el hombre).
Pero en el fondo de esa búsqueda hallarás las tinieblas
y te perderás en ellas y eso te hará ansiar la luz que quedo atrás.
Así mientras más desciendan
más ansias tendrán de subir y podrán llegar a mi.
La pureza de tu corazón me ha conmovido y por eso,
para luchar contra la tiniebla
que yace en el fondo de la Pachamama
para soportar el frío, el hambre y la tristeza
de los corazones separados de tu padre,
te daré un regalo para tus hermanos.
Sube a aquel alto cerro donde encontrarás una pequeña planta,
pero de mucha fuerza.
Guarden con amor sus hojas
y cuando sientan dolor en su corazón,
hambre en su carne
y oscuridad en su mente...
llévenlas a su boca
y con dulzura extraigan su espíritu que es parte del mío.
Obtendrán amor para su dolor
alimento para su cuerpo y luz para su mente.
Y aún más... observa el baile de esas hojas
con el viento y obtendrás respuestas para tus preguntas.
Pero si tu verdugo llegado del norte,
el conquistador blanco, el buscador de oro la tocara,
sólo encontrará en ella veneno para su cuerpo
y locura para su mente.
Porque su corazón está tan endurecido como su espada
y su vestido de hierro.
Y cuando la COCA, que es así como la llamarás,
intente ablandarlo,
sólo logrará romperlo como los cristales de hielo
formados de las blandas nubes que destruyen las rocas
y demuelen las montañas.

Antonio Díaz Villamíl
(Libre adaptación de Jorge Hurtado)

Jorge Hurtado es el director del Museo de la Coca, uno de los lugares más interesantes de La Paz. Ubicado en medio del Mercado de las Brujas, cuando fuimos la Chani y yo, estaba en remodelación, todo comprimido, pero muy intenso. Ahí se concentra toda la rabia, la indignación y la rebeldía frente a la injusticia de la política anti coca norteamericana. Esta leyenda hecha poema es como una cachetada a la inconsciencia.

Para quienes conocen la realidad boliviana, no es necesario explicarlo, pero para quienes venimos recién adentrándonos en sus misterios, es una clave fundamental. Los indígenas altiplánicos fueron esclavizados, obligados a trabajar en las minas como el Cerro Rico de Potosí, en condiciones inhumanas, sin alimento, sin descanso, lejos de la luz del sol. Solo gracias a la hoja de coca sobrevivían, y sobreviven hasta el día de hoy los mineros.

Porque está científicamente comprobado que masticar hoja de coca mejora la tolerancia al trabajo, estimula los centros respiratorios, inhibe los riesgos de embolia, regula el metabolismo de la glucosa y no impide el consumo de nutrientes.

La historia de la coca es muy parecida a la de la marihuana. Con muchas cualidades terapeuticas y alimenticias, fue prohibida por tranformarse en una amenaza económica para la industria norteamericana. Y al igual que la marihuana, la razón esgrimida para erradicarla fue "que causa pobreza en latinoamerica".

Pero la prohibición de la coca significó la destrucción de toda una cultura. La coca era Mamacoca para los andinos, era el dios y la hostia al mismo tiempo. Gracias a ella sobrevivían, se ganaban la confianza de sus pares y se comunicaban con el más allá. Pero los españoles trasformaron la Mamacoca en dinero.

La omnipresencia de la coca es una sensación permanente en toda Bolivia. De hecho, era parte de nuestro consumo diario. Es lo más profundo y, al mismo tiempo, lo más evidente de Bolivia.

Pero además del Museo de la Coca, paseamos por el Mercado de Las Brujas, compramos algunos sortilegios, lamentamos no poder traernos a Chile fetos de llama o ranas hinchadas, y rogamos por la buena ventura de nuestro viaje. Yo me arranqué y me escondí de mis herejes acompañantes - que a estas alturas ya eran dos, pues se había sumado un hombre al grupo ¡Oh!, Jaime - y me metí a una misa en la Catedral porque quería hacer el ritual de la paz en La Paz.

Además saciamos toda nuestra sed de museos cuando visitamos, ya sin fe, el Museo Nacional de Etnografía y Folklore. Después de nuestras frustradas visitas en Sucre y Cochabamba, no esperábamos encontrar un museo tan moderno, con colecciones valiosísimas y más encima, gratis. No lo podiamos creer.

Como turistas, lo único malo de La Paz es que ya estábamos aburridas de comer carne con papas y arroz. Porque todos los almuerzos baratos de Bolivia, esos que cuestan como 5 bolivianos, es decir, 350 pesos chilenos, le llevaban una sopa más toneladas de papas y arroz. Ultracontundente, pero cero creatividad. Por supuesto, que era mucho más de lo que uno puede pedir en Chile por $350.

Como personas, lo más dramático de La Paz eran los lustrabotas. Cientos de jóvenes en edad escolar que usaban pasamontañas aún cuando arreciaba el calor, por verguenza a ser reconocidos por sus compañeros de escuela. Muy cerca de nuestro alojamiento, había un pequeño cafe donde solíamos tomar desayuno. Por casualidad descubrimos que ese pequeño cafe era de una organización que hacía talleres gratuitos de gastronomía y turismo a los jovenes lustrabotas para ayudarlos a buscar otros futuros. Ciertos días de la semana organizaban city tours guiados por estos chicos.

11/07/2006

¡¡¡¡ TA OCUPAAADOOOOOO !!!


















AL FANS CLUB DE PANCHANI

Lamentamos comunicarles que el mundo real atrapó a las protagonistas de este viaje, Pancha y Chani, alias Panchani. En este minuto se enfrentan en una batalla de vida o muerte para salvar su tiempo libre. La política, las labores domésticas, el futuro académico y el vil dinero han ganado el primer round por errores no forzados. Sin embargo, el entretiempo y un par de cabezazos contra la pared lograron que Panchani despertara y subiera al ring dispuesta a vencer cualquier obstáculo. Mientras dura este sangriento combate entre deber y placer, los lectores tendrán que esperar por los próximos 16 capítulos. ¡No desesperen! ¡El ocio vencerá!

10/24/2006

¿Quien mató a la llamita blanca?















Esta película es demasiado buena. Original, entretenidísima, muy sarcástica y precisa.
La vimos en Cochabamba, justo en la mitad de nuestro viaje por Bolivia y nos reimos como si se tratara de nosotras mismas. Todo lo que habíamos visto y todo lo que veríamos después, todo lo que nos llamaba la atención, todo lo que nos producía desconcierto, todo lo que nos identificaba, estaba ahí, expresado en esta película. La vimos en el momento preciso. Fue casi como una explicación caida del cielo: ¿Quieren entender Bolivia? Chúpense esta. Gracias, por favor concedido.
No voy a contar la película y sus detalles, si quieren saber más, métanse a:
quienmatoalallamitablanca.com
Y crucen los dedos porque algun distribuidor, aunque sea pirata, la traiga a Chile.

10/19/2006

CERRO RICO DE POTOSÍ










Y bueno, como era eso que Potosí es la que más le ha dado el mundo. Resulta que Potosí tiene el llamado “Cerro Rico” que es un cerro que evidentemente existe antes de la conquista; y resulta que cuando los primeros mineros indígenas vieron los filones de plata en él; se escuchó una voz estrepitosa que decía en quechua: “no es para uds.; Dios reserva estas riquezas para los que vienen de más allá”. Así entonces se le cambió el nombre al cerro al de Potosí, que significa en quechua “truena, revienta, hace explosión”. Y como dice Galeano “los que vienen del más allá no tardaron mucho en aparecer. Los capitanes de la conquista se abrían paso. En 1545, el indio Huallpa corría tras las huellas de una llama fugitiva y se vio obligado a pasar la noche en el cerro. Para no morirse de frío, hizo fuego. La fogata alumbró una hebra blanca y brillante. Era plata pura. Se desencadenó la avalancha española”
Sabiendo esto, entonces empezamos a averiguar como ir al cerro a ver que pasa ahora con la mina. Solo existen tours para ir; así que cotizamos, cotizamos hasta que nos quedamos con la agencia que nos cobraba mas barato por ser hermanas latinoamericanas (50 bolivianos.) y que la conforman ex_mineros.
Bueno, llegamos y primero íbamos a un mercado minero, a la entrada de la mina, donde nos mostraban los principales implementos de importancia para los mineros; donde uno era lejos el principal: la hoja de coca y sus “acompañantes” que son en general los catalizadores de su efecto; tales como sustancias alcalinas, calugas dulces etc. “La coca es la hoja sagrada, la maldición del gringo” nos decía nuestro primer guía. Se nos sugirió comprar coca y refrescos para llevar de regalos a los mineros y lo hicimos.
Fuimos entonces a ponernos el “traje” de mineras para poder entrar a la mina. Yo pensaba que era un exageración (pobre ingenua, no sabía lo que nos esperaba…)
Entramos a la claustrofóbica mina; donde faltaba el aire y solo hay túneles angostos, fríos y oscuros. Nuestra guía nos empezaba a contar que la mina funciona en base a cooperativas; sin embargo esto no ha resultado de facto, pues el sentido de comunidad se ha perdido y han existido abusos en ese sentido; por lo tanto la cosa funciona en la mina de Potosí así: CADA UNO GANA LO QUE SACA.
¿Y que es lo que hoy se puede sacar de Potosí? Mineral de baja calidad, el estaño que era la basura en tiempos de explotación de la plata, y finalmente plata de muy baja ley. Como no hay fábricas ni industrias en Bolivia; todo sale para fuera. En la mina la cosa funciona en base a carritos y caminantes tristes que trasladan el mineral a pulso con su bultito de coca a un costado de la boca.
Siempre la esperanza es encontrar mineral de alta calidad, de hecho hace poco tiempo atrás 2 hermanos mineros encontraron plata muy buena en la mina; y ahora son los millonarios de Potosí, con empresas de buses y hoteles. Con este hito, aún más viva está la expectativa de los mineros de seguir trabajando al máximo y hacer historia.
Ahora bien; no siempre en Potosí el trabajo era tan precariamente manual como lo vemos ahora; hasta antes de 1985 (año en que se instala el neoliberalismo en Bolivia); todo era mecanizado y los mineros “incluso” podían salir a comer almuerzo. Ahora no. Ahora los mineros están de corrido hasta las 6 p.m y no comen nada. Solo mastican hoja de coca. La hoja de coca hace milagros, de hecho la historia relata que en tiempos en que se explotaba brutalmente a los indígenas para que los que los españoles aprovecharan la plata del cerro; las cantidades de hoja de coca que se consumían eran incontables; pues solo con ésta podían aguantar el cansancio y el hambre. Los indígenas podían aguantar más de un mes sin comer, antes de morir. Se estima que 8 millones de indígenas murieron debidos a la explotación. Desde aquellos tiempos hasta hoy, la “silicosis” es la causa de muerte principal de los mineros y mineras. “MAL DE MINAS”, le llaman a la silicosis. En la mina actualmente trabajan 12 mil personas, de las cuales hay 400 mujeres y 600 jóvenes ilegales menores de 18 años que pueden llegar a ganar 50 bolivianos al día (3.500 pesos chilenos). Así como si fuera lo más normal del mundo, nuestra guía y luego el recepcionista de nuestra residencial que algunos periodos ha trabajado en la mina; nos cuentan que los que trabajan en ella DEBEN morir a los 40 o 45 años. No pueden durar más allá de esa edad, eso es lo normal.
Luego de subir por escaleras interminables, hacernos las valientes sin quejarnos, pero con una sensación de encierro desesperante, un cansancio brutal en las piernas y una espantosa falta de aire; bajamos al lugar más sagrado de la mina: donde está el “TIO”. El “tio” es una figura que al verla es simplemente un diablo. Pero no es tan simple ni unilateral el significado. El “tío” es dios, el diablo y el conquistador español. Las 3 representaciones al mismo tiempo…y bueno que nos extrañamos tanto. Es similar a la relación polisémica y contradictoria que se tiene en todas las religiones con lo sagrado: el respeto y el miedo, el amor y el temor, la admiración-veneración por el pánico al castigo. En el fondo un dios común y corriente. Excepto por un falo gigante que nos tenía realmente perturbadas..”¿Por qué ese pene?”, finalmente tuvimos que preguntar. “Ese pene representa el machismo en la mina, pero también la fertilidad y la productividad”.
Afuera los mineros y mineras son católicos, adentro no. Adentro es el “tio” el único al que pueden adorar y darle ofrendas por lo menos una vez a la semana, no sólo en Febrero cuando es su fiesta oficial. Y nos fuimos del lado del “tio” que está atiborrado, ahogado de la ofrenda más importante que tiene literalmente hasta por las orejas: la hoja de coca.
Al otro día, no podíamos caminar muy bien del dolor de piernas; así que solo nos quedaba ir a las Termas de Tarapaya, una laguna redonda perfecta de aguas termales donde se iban a bañar los incas enfermos. Ahí nos bañamos, enfermas del asombro que nos va a penar hasta la muerte si pretendemos seguir siendo mujeres de izquierda…y enfermas de rabia y pena también un poco.

10/18/2006

Sucre






Nos fuimos a Sucre con la esperanza de conocer a Evo Morales en persona. Sucre era un destino prioritario pues allí sesionaba la Asamblea Constituyente, y andábamos en busca de procesos históricos. La verdad es que Sucre es impresionantemente bella, Potosí nos gustó mucho más porque es más auténtica, pero Sucre es objetivamente linda y por lo mismo, llena de turistas europeos. De hecho, la primera noche nos juntamos con Dannika, a quién habíamos visto por última vez después de los incidentes del camino de Uyuni a Potosí; y nos fuimos a un bar lleno de gringos. Solo los garzones eran bolivianos. Y dormimos en una hostal llena de gringos. Solo los empleados eran bolivianos. Hostal Cruz de Popayán, por $28 (28 bolivianos = 2 lucas) la noche con desayuno incluido, es el lugar más bacán donde hemos dormido.

Lo primero que hicimos en Sucre fue preguntar por la Asamblea.
- ¿Dónde se junta la asamblea?
- En el teatro Mariscal.
- ¿Y a qué hora se junta?
- Todos los días, todo el día.

“Qué bien” pensamos y partimos al Teatro Mariscal.
- ¿A qué hora se junta la Asamblea?
- Mañana martes a las 3 de la tarde.
- ¿hoy no?
- Hoy no

Volvimos al día siguiente a las tres de la tarde, puntualmente, pero en las calles no se movía ni una mosca, ni periodistas, ni manifestantes, ni policías, nada.
- ¿Hoy se junta la Asamblea?
- No, mañana miércoles a las 3 de la tarde.

La desinformación en Bolivia parecía un chiste. Nunca jamás respondieron nuestras preguntas con datos certeros y no se trataba de que fueran mentirosos o trataran de embaucarte porque nadie ganaba nada con sus respuestas difusas. Simplemente no decían no sé.

Pero al día siguiente todos los diarios anunciaban el reinicio de las actividades de la asamblea después de un largo receso a causa de los conflictos internos. Para mantenernos más en el tema, habíamos ido el día anterior a una charla: “Orden territorial de la República”.
Bolivia se divide en nueve departamentos: La Paz, Potosí y Oruro en el Altiplano, Cochabamba, Chuquisaca y Tarija en el Llano, Santa Cruz, Beni y Pando en el Oriente. Pero estas tres últimas concentran la mitad del territorio y los recursos naturales, mientras que todo el poder y el dinero está concentrado en La Paz.
A los habitantes del Oriente les dicen “cambas” y a los demás “Colla”. Existe una rivalidad muy fuerte entre cambas y collas, promovido por los grandes empresarios para desestabilizar el gobierno de Evo Morales. Esta rivalidad es tal que no son pocos los que hablan de guerra civil.
Entonces una de las principales discusiones al interior de la Asamblea es la distribución del poder y del territorio. Algunos proponen distribuir equitativamente territorio y recursos naturales, haciendo nuevos departamentos que respeten la distribución de las distintas etnias que constituyen Bolivia, mientras que otros proponen la autonomía de los actuales departamentos.

Llegamos a las 3 de la tarde del miércoles, ahora con el único compatriota que encontramos durante todo el viaje, Andrés. Pero de nuevo el exceso de quietud nos hizo sospechar.
- ¿A qué hora se junta la Asamblea?
- A las 4 recién se va a saber si se juntan o no –
- ¿Y a esa hora se puede entrar?
- Si, la asamblea es pública –

“Vamos a hacer hora a la hostal” pensamos, y llegamos a exacerbar nuestro orgullo latinoamericanista, viendo “Diarios de Motocicletas”. Paradójicamente, mientras veíamos la película, se empezaron a acercar de a poquito, primero un suizo, luego un norteamericano, un brasileño y un australiano. Nuestros planes para después de la asamblea era ir a un café cubano - donde hacían clases de salsa – que estaba justo al frente de la sede de la Juventud Comunista Boliviana y donde dos noches atrás habíamos conocido a un ex seminarista que estaba muy desilusionado de la Iglesia. Rubén venía llegando a Sucre, su ciudad natal, después de varios años haciendo clases en un colegio católico de Santa Cruz. En pocos años ya había visto demasiada sodomía, abuso de menores y corrupción entre los curas.

Cuando terminó la película y cumplimos con el ritual de saludarnos y hacernos las preguntas de rigor ¿de dónde son? ¿De dónde vienen? ¿A dónde van? Partimos al café cubano ya que se nos había hecho demasiado tarde para la Asamblea. Sin querer queriendo llegamos con una decena de gringos a este pequeño café donde los bolivianos aprendían a bailar salsa. Cuento corto, después de dos mojitos y un Daikiri, terminamos las dos borrachas hablando un inglés champurriado con un alpinista suizo que trabajaba en chile, un yanki verde que le encantaba discutir de política y brasileño con acento español que no bailaba salsa.

Casa de la Libertad

Nuestra intención de conocer los museos de Sucre también fue un chiste. Primero partimos a una oficina turística donde nos entregaron una lista de todos los museos con sus precios y horarios. Pero los precios y los horarios nunca fueron aquellos. Había un solo museo gratuito, el Museo Regional de etnografía y Folklore que tenía una exposición de máscaras rituales muy buena. Después de ese, el museo más barato era el de Ciencias Naturales, pero ¡Oh Sorpresa! El museo no existía. Para nuestro consuelo, nos di9jeron que el día siguiente era el Día del Turista y que todos los museos eran gratis. “¡La raja!” pensamos e hicimos toda una estrategia para visitar todos los museos en un día. Al día siguiente llegamos al Museo de Arte Textil, el más caro de todos, y nos dijeron:
- Lo siento, hoy es gratis solo para los bolivianos -
- ¿Y no para los turistas?
- No

“¿Y porque se llama Día del Turista?” era la pregunta del millón.

Frente a este panorama, había un solo museo que valía la pena, la Casa de la Libertad, el lugar donde se firmó la independencia boliviana. Tan importante como la casa histórica en Tucumán, pero mucho más ostentosa e impresionante.
Sin embargo, lo más impresionante era la historia boliviana, forjada por un montón de guerrilleros mestizos y no por aristócratas criollos. Donde además, el personaje más importante es una mujer, Juana Azurduy de Padilla. Sucre y Bolívar llegaron cuando estos guerrilleros liderados por Juana Azurduy ya habían derrotado a los españoles después de 16 años combatiendo solos. Los próceres venezolanos les dieron el honor de sus nombres al país y su capital y gobernaron los primeros años. Juana murió vieja, pobre y olvidada.

A Cochabamba me voy
A Cochabamba, señores,
Cantarán los ruiseñores
A Cochabamba me voy.

Lo mejor de Cochabamba fue “¿Quién mató a la Llamita blanca?”, “La Rebelión de las Wakas” (que contaremos en el próximo capítulo), y la malta con merengue. Por solo 50 centavos ($35), te llenaban un vaso con merengue dulcecito y después le agregaban malta sin alcohol (maltín). El mejor desayuno que he tomado en mi vida.
Después conocimos a un cochabambino que nos habló de las maravillas de su región, partiendo por el chicharrón de cerdo, y que por falta de información, no conocimos ninguna.

Cochabamba – La Paz

El día anterior compramos los pasajes a La Paz por seguridad. Salíamos a las 2 de la tarde y llegábamos a las 9. Llegamos a las 13.30 a dejar nuestras mochilas y las chicas de la oficina nos miraron con cara de desconcierto. Nuestro bus nunca existió.
- Pero ese de ahí sale ahora – nos dijeron, indicándonos el local de un costado, y nos devolvieron la plata.
Corrimos a sacar pasajes y lo conseguimos, dejamos nuestras mochilas y partimos a almorzar.
- Una hamburguesa completa y un sándwich de pavita, por favor –
- ¿dos hamburguesas?
- No, una hamburguesa completa y un sándwich de pavita, por favor –

A los diez minutos llega la mesera con un sándwich de pavita y dos hamburguesas.
- Nosotros no vamos a pagar ese plato – le advertimos apenas puso la segunda hamburguesa en la mesa.
- Pero si ustedes pidieron dos –
- No, nosotros pedimos una hamburguesa completa y un sándwich de pavita.
- Pero yo les pregunté si querían dos –
- Y nosotras te respondimos que no, que queríamos UNA hamburguesa y UN sándwich de pavita. Tu te equivocaste, no nosotras-

La chica se devuelve a la cocina con la hamburguesa y discute algo con la cocinera que no alcanzamos a escuchar. La pregunta del millón era, si éramos dos personas, para qué queríamos tres platos.

Ahora se acerca la cajera, bis de la primera discusión.
Finalmente nos tragamos los sanguches, pagamos con las monedas justas y nos fuimos del local con el almuerzo atravesado en la boca del estómago. El mal rato se pasó mirando el espectacular paisaje que pasaba por la ventana.

A mitad de camino, en Cochacoyo, el bus se detiene para comer e ir al baño (porque aquí los buses no tienen baño). Después de 15 minutos, los pasajeros vuelven a subir, pero el bus no parte. No nos alarmamos, el chofer baja a revisar las ruedas y el motor, y sube de nuevo a tratar de hacer partir el bus. Después de 20 minutos de estar medio dormidas en los asientos esperando partir, el cielo oscurece, el chofer pide que se bajen todos los pasajeros y la cosa se pone color de hormiga. La única forma de hacer partir el bus era empujándolo y una veintena de pasajeros empuja el bus para atrás primero, luego para adelante. Una diez veces, sin resultado.
Lo que al principio parecía un chiste que divertía a todos los pasajeros, ahora los enfurece. Estamos botados a mitad de camino y no solo eso, mañana empiezan de nuevo los bloqueos, es decir, sino llegamos hoy a La paz, no llegaremos nunca.
“Los últimos serán los primeros” es el eslogan del viaje, y mientras los pasajeros discuten con el chofer, nosotros nos tomamos un par de cervezas. Primero llega un bus de la misma empresa y los pasajeros más apurados se amontonan tratando de subirse y agarrar un asiento. Muchos se van parados y aún quedan tres horas de viaje. Nosotros nos acercamos a buscar nuestras mochilas y a escuchar lo que conversan los pasajeros que quedaron abajo.
- Podemos hacer grupo y tomar un taxi hasta Oruro y desde ahí coger un bus a La Paz –
Así lo hicieron varios. Ahora solo quedamos ocho en el camino. Somos los últimos. Entonces para un bus de otra línea. Un francés que ha estado muerto de la risa con la situación, corre a preguntar si tienen espacio. Positivo, tiene espacio, y nos hace una seña para que corramos. Todos corremos con nuestras mochilas, subimos rápidamente y efectivamente, quedaban justo ocho asientos. Pagamos nuestros pasajes y nos vamos a La Paz como si nada, con apenas una hora de retraso.

10/02/2006

Potosí




































"Esta ciudad condenada a la nostalgia, atormentada por la miseria y el frío, es todavía una herida abierta del sistema colonial en América: una acusación. El mundo tendría que empezar por pedirle disculpas."
Eduardo Galeano ( "Las venas abiertas de América Latina")

Potosí es la ciudad que más ha dado al mundo y la que menos tiene; como se dice muchas veces debido a la usurpación de su riqueza mineral por parte de los españoles y europeos en general en época de la colonia.
Cuando escribo esto ya hemos estado en otras ciudades de Bolivia ; y por eso puedo comparar y decir que Potosí es especial. Potosí es impresionante.
Nos quedamos cinco días y cada vez que en las tardes caminábamos; era una cosa de mirar, subir, bajar y quedar con la respiración atascada no solo por la puna debido a los 4.000 metros de altura sobre el mar; sino que también de la conmoción de ver una ciudad tan hermosa. Era un placer mirarla; yo pensaba : "prefiero estar mirando y paseando por esta ciudad antes que hacer todas las cosas que más me gustan" (que supongo que son las mismas tres en todo el mundo). ¡Que Salta ni que nada, es Potosí la más linda! (De hecho "linda" me suena tan corto…)
Todas las calles parecen peatonales, por su suelo de piedra y las veredas angostas; pero no lo son. Pasan autos y puede ser entonces medio peligroso, pero el movimiento peatonal es el que lleva la batuta. Todas las calles son subidas empinadas por lo que siempre hay que andar lento y respirando coordinadamente. Pero así mismo; siempre la vista es espectacular y distinta. La ciudad está tomada por lo niños y niñas; en realidad no sé si alguna vez había visto que era tan alta la proporción de niños y niñas (siempre apatotados) en comparación con los adultos. Venden comida en todas las calles, de hecho nuestro tour culinario fue incansable: empanadas salteñas, tutis frutis, rellenos de papa, jugo de quinoa con leche, jugos de naranjas, empanadas de queso, charque, queso fresco, pan amasado, etc. Da un poco de pudor hablar de los precios porque es demasiado poco. Lo más caro de todas estas cosas que he nombrado costaba 1 boliviano (es decir 70 pesos chilenos). Es muy extraño contar por ejemplo que un relleno de papa (que es como una tortilla de papas con zanahoria) con un pequeño agregado de ensaladas costaba 50 centavos (es decir 35 pesos chilenos…). Nunca nos enfermamos de la guata ni nada parecido. Lo que si hay que decir es que cuesta mucho encontrar un basurero, de hecho un día después de comer una sandía, debo haber pasado horas con la cáscara en la mano sin saber donde botarla. Por esto las calles de Potosí son muy cochinas. Las mujeres son muy visibles y los hombres muy invisibles. En todo Bolivia debe ocurrir algo similar, pero en Potosí es demasiado claro. Hay mas "cholas" que en otras ciudades (Cholas son las mujeres que uno identifica con sus vestimentas típicas bolivianas como suele ocurrir con las identidades reprimidas; es la palabra correcta desde dentro del a comunidad, pero puede utilizarse como ofensa fuera de ésta). Son ellas las que venden en la calle, las que hablan más fuerte y las que resaltan por sus colores, forma de caminar etc. Es como si los hombres no existieran, de verdad puede que sean mas en cantidad pero no se distinguen, no se ven.
El Quechua se habla tupido y parejo, también más que en otras ciudades que hemos conocido. Al principio no sabíamos bien si era quechua, pues en Bolivia se hablan muchas lenguas indígenas, pero suponíamos que era la más importante. Por ejemplo si uno entra al "google" de Bolivia (www.google.com.bo), existe la opción de leerlo en quechua. Para no quedar con la duda, en una conversación que escuchábamos esperando el tour a la mina; le pregunte no más a un hombre si lo que hablaban era quechua. Pensé que era un poco desubicado tal vez; pero no. El discurso político del quechua está a flor de boca: "Sí es quechua. Acá hablamos quechua y en La Paz vas a encontrar el Aymara. Es una manera de recordar a nuestros ancestros y de no tener mala memoria. Nosotros somos quechua y por eso lo aprendemos y se los enseñamos a nuestros hijos. Cada vez es más difícil, pero lo hacemos porque ese es nuestro idioma. El español es de los españoles".
Porque la mala memoria es parece el destino fatal de Latinoamérica y del mundo. Por eso es necesario intentar las pequeñas y grandes reparaciones constantemente. Un recuerdo o "herida abierta" que tenemos que conocer, es la historia del cerro rico en Potosí, el cerro que tenía una cantidad tan impresionante de plata que podría haber hecho de Bolivia uno de los países mas poderosos y millonarios del mundo. Pero para saber lo que paso y ahora pasa con la mina en Potosí, hay que hacer un relato y reflexión especial. Muy luego lo tendremos, por el momento un adelanto dado por Galeano:
"Para arrancar la plata de América, se dieron cita en Potosí los capitanes y los ascetas, los caballeros de la lidia y los apóstoles, los soldados y los frailes. Convertidas en piñas y lingotes, las visceras del cerro rico alimentaron sustancialmente el desarrollo de Europa. ´Vale un Perú´ fue el elogio máximo a las personas y las cosas desde que Pizarro se hizo dueño del Cuzco, pero a partir del descubrimiento del cerro, Don Quijote de la Mancha habla con otras palabras ´Vale un Potosí´, advierte a Sancho.."

9/29/2006

De Uyuni a Potosí

No había mucho que ver en Uyuni, así que al día siguiente del fin de nuestro viaje por el parque Eduardo Avaroa y el Salar de Uyuni, nos embarcamos rumbo a Potosí con nuestra nueva amiga alemana, Dannika. Partimos a las diez de la mañana en un bus pequeño, sin baño, para un viaje de siete horas – pronto descubriríamos que los buses con baños son escasos por estos lares -. En el bus habían dos franceses, dos catalanes, una alemana, dos chilenas, y un veintena de bolivianos que hablaban quechua entre sí.
Primera parada, Pulacayo:
“Vea la primera locomotora que llegó a Bolivia, la locomotora que asaltó Butch Cassidy y la mina de plata más famosa del siglo XIX” promocionaba un cartel a la entrada del pueblo.
Seguimos como si nada, pero los pasajeros empezaron murmurar entre sí. Parecía que había algún problema y nosotros pensamos que se trataba de algún pasajero que había subido a la mala.
Después de una hora de viaje el bus paró en medio de la nada y el chofer se asomó con cara de “hasta aquí no más llegamos”. Los pasajeros siguieron murmurando en quechua.
- Qué pasa? – le preguntamos a nuestra compañera de asiento, una señora vestida como se visten la mitad de las mujeres acá en Bolivia, con sombrero, largas trenzas, falda hasta la rodilla y aguayos (telas de colores donde cargan todas sus cosas).
- Están bloqueando el camino –
- ¿Porqué? –
- No sabemos –
Entonces la señora más vieja se levanta y grita:
- Tenemos que negociar, tenemos que pedirles que nos dejen pasar-
- Si, tenemos que negociar – empiezan a repetir el resto de los pasajeros a coro.
- Paguemos con hojas de coca – dice otra señora
- Si, todos podemos poner un poco de coca – repiten otros.
Casi todos se paran y bajan del bus, decididos y esperanzados en que lograran convencer a los compatriotas que bloquean el camino. Solo los extranjeros y los más viejos se han quedado arriba. Medias ocultas en los últimos asientos del bus, escuchamos fragmentos de conversaciones:
- Es el problema de Santa Cruz, el racismo y todo eso –
- Pero eso es en santa Cruz –
- No, es en todo Bolivia –
- Así nunca Bolivia va a progresar. Así no hay presidente que aguante – se lamenta la misma señora que hace un rato llevaba la batuta –
- Son los mineros, han estado toda la noche con sus señoras y sus hijos – explica alguien que por fin llega con noticias frescas. Son 1500 mineros que trabajan para empresas privadas y que se quedaran sin trabajo por el proceso de recuperación de los recursos naturales minerológicos.
- Vamos a morir de hambre, vamos a morir de sed – repite a cada rato la vieja más vieja, primero lo dice muerta de la risa y después lo dice con cara de cordero degollado.
Los europeos se hunden en sus asientos imaginando la peor de sus pesadillas: perdidos en medio de la nada, de la barbarie latinoamericana, lejos de su “civilizado” mundo, en manos de un montón de sudacas. Por supuesto, nosotras nos sentimos más sudacas que nunca. A modo de provocación, una cancioncilla empieza a revolotear en mi cabeza: “Ay, maldición de malinche…” (de Amparo Ochoa, vease al final). Al principio sentimos un poco de temor de reconocer que éramos chilenas, pero cada vez que lo hemos dicho, la respuesta ha sido la misma: “Chile es muy lindo, yo conozco Calama y Antofagasta”.
Son las doce y empiezan a volver algunos pasajeros después de infructuosas negociaciones.
- A la una se van a reunir para ver si nos dejan pasar o no –
- Depende de si llegan a un acuerdo o no con el gobierno –
- El chofer debió haberse ido por otro camino, yo lo podría haber ayudado, pero este chofer es nuevo y no conoce, el antiguo hubiera sabido qué hacer – dice la misma vieja que no ha parado de repetir su letanía “vamos a morir de hambre, vamos a morir de sed”.

Después de la noticia de que tendremos que esperar hasta la una, muchos pasajeros vuelven a buscar sus bolsos y se lanzan a la “pampita”.
- Estoy a cinco horas de mi casa, me voy caminando –

Chani y yo finalmente bajamos del bus para buscar más explicaciones. Los europeos hacen grupito aparte y toman medidas dramáticas:
- Debemos irnos inmediatamente de Bolivia, si no, no podremos salir – dice un catalán que ya ha contagiado a todos sus coterráneos con su paranoia – Nosotros hemos viajado por muchos países de todo el mundo y jamás nos había pasado algo así – continúa.
En otro grupo, más relajado, un profesor de historia que trabaja con niño en desventaja social, menciona al pasar la frase “guerra civil”.
- ¿guerra civil? – pregunto yo
- Aquí hay gente que dice “si matas a un camba, estás haciendo patria” –
- ¿Quiénes son los cambas?
- Los cruceños – Este es el conflicto que cruza todas las conversaciones y las noticias que escuchamos en Bolivia. Los “blancos” de los departamentos de Santa Cruz, Beni y Pando que reclaman por autonomía en la Asamblea Constituyente, versus los indígenas, de la otra mitad de Bolivia, que reclaman por una estado plurinacional con una repartición democrática de los recursos naturales.
- ¿Y en España pasan estas cosas? – pregunta el profesor refiriéndose al bloqueo
- Nosotras no somos españolas, somos chilenas, y en Chile si pasan estas cosas, si somos parte de lo mismo ¿no? –

De pronto los pasajeros vuelven corriendo al bus, entremedio de ellos, el chofer. Todos arriba, se encienden los motores.
- ¡No puede pasar! ¡No puede pasar! Los mineros se van a encaprichar con nosotros –
- Ellos tienen dinamita –

Empiezan a murmurarlos pasajeros, pero nadie detiene al chofer que ha puesto marcha atrás. Un breve alivio, no intentará pasar por encima de las piedras que bloquean el camino, pero cuando los mineros se dan cuenta de que trata de tomar un atajo, corren a bloquear el resto del camino. Sin embargo, antes que ellos, la superficie arenosa entierra las ruedas del bus y le impide seguir adelante. Todos abajo. Entonces se encienden las ideas. El Chofer corre hacia el otro lado, donde hay otro bus igual al nuestro esperando pasar. El chofer vuelve corriendo:
- Volvemos a Uyuni –
- ¿Qué?
- Ustedes se van en el otro bus a Potosí y yo vuelvo con los otros pasajeros a Uyuni.

Sin esperar más se sube al techo y empieza a devolver bolsos y mochilas a sus respectivos dueños. Con calma pero a paso seguro, caminamos hacia el otro lado. Hecho. Nada ha pasado. Excepto un gringo porfiado como burro que intenta imponer su estructurado orden sobre la astucia latinoamericana.
- Por favor, no confundir mi gente, nosotros esperar que el chofer confirme que ir a Uyuni –
Nadie le discute, todos se sientan silenciosamente a esperar que el gringo solucione su necesidad de burocracia. Y finalmente llega la confirmación. Todos los pasajeros de este lado toman sus cosas y cruzan al bus que nosotros hemos dejado atrás. Cada uno toma sus respectivos asientos y el viaje sigue como si nada.


PD: poner fotos es una tortura, lo siento.
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Maldición de Malinche
(G. Palomares)
Amparo Ochoa
"El cancionero popular"
Del mar los vieron llegar mis hermanos emplumados
Eran los hombres barbados de la profecía esperada
Se oyó la voz del monarca de que el dios había llegado.
Y les abrimos la puerta por temor a lo ignorado.
Iban montados en bestias como demonios del mal
Iban con fuego en las manos y cubiertos de metal.
Sólo el valor de unos cuantos les opuso resistencia
Y al mirar correr la sangre se llenaron de verguenza.
Porque los dioses ni comen ni gozan con lo robado
Y cuando nos dimos cuenta ya todo estaba acabado.
Y en ese error entregamos la grandeza del pasado
Y en ese error nos quedamos trescientos años esclavos.
Se nos quedó el maleficio de brindar al extranjero
Nuestra fe, nuestra cultura, nuestro pan, nuestro dinero.
Y les seguimos cambiando oro por cuentas de vidrio
Y damos nuestras riquezas por sus espejos con brillo.
Hoy, en pleno siglo veinte nos siguen llegando rubios
Y les abrimos la casa y les llamamos amigos.
Pero si llega cansado un indio de andar la sierra
Lo humillamos y lo vemos como extraño por su tierra.
Tu, hipócrita que te muestras humilde ante el extranjero
Pero te vuelves soberbio con tus hermanos del pueblo.
Oh, maldición de Malinche, enfermedad del presente
Cuándo dejarás mi tierra.. cuándo harás libre a mi gente.

9/23/2006

El 18 nos quería en Chile

Chile nos obligó a pasar el 18 de Septiembre en sus tierras. Simplemente no lo esperábamos, pero ya que nos enlazó de esa manera, no nos quedó otra más que celebrar las Fiestas Patrias. Para empezar, el infaltable asado bien regado la noche que llegamos a Calama. Seguimos con una visita a las fondas en la misma ciudad a la noche siguiente. Pero fue un fiasco. Después de darnos varias vueltas en auto, verificamos que a pesar de ser viernes en la noche de un fin de semana de cuatro días, las fondas en Calama aún no abrían. Partimos a la Ramada del Regimiento Topater, pero el sentimiento antimilitar de mis acompañantes nos impidió entrar. Pese a la propaganda del calameño más antiguo del grupo:
- Este es el único día en que los "pelaos" se relajan y por eso estas fondas son muy entretenidas-
- ¿Qué es Topater? - pregunto
- El lugar dónde el ejército chileno le ganó la batalla por Calama a Bolivia. Batalla que ocurrió el 23 de Marzo y que aquí se celebra con bombos y platillos. El día 22 a las 12 de la noche, tiran fuegos artificiales y a la máñana siguiente, todos los colegios representan la historia con chilenos buenos, muy buenos, y bolivianos malos, muy malos.-
Paradojicamente, terminamos en el único local con más onda que encontramos, celebrando el 18 bailando tinku con música de Los Kjarkas, el grupo sensación de Bolivia que llena los estadios en todas las ciudades del norte de Chile.

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A la altura del paso del Topater, el ejército chileno fue interceptado por unos cincuenta civiles armados solo de escopetas. Eran bolivianos, liderados por el ingeniero Eduardo Abaroa. Todos residían en Calama (entonces también boliviana).
El Coronel Villagrán, al mando de los chilenos, les pide que no interfirieran el paso. No se llega a acuerdo alguno, pero convinieron en reunirse al otro día en el Consulado de Francia, en Antofagasta.
Este es supuestamente el diálogo que se produjo en el Consulado entre el Coronel Villagrán y el señor Abaroa.
Coronel: "Señor Abaroa, debe usted comprender que, en la situación que se encuentra, está en inferioridad de condiciones, y en mi calidad de militar profesional y siendo usted un civil debo advertírselo".
Abaroa: "Señor Coronel, tiene usted razòn, estamos en inferioridad ante su ejército, pero la historia del mundo está llena de ejemplos similares, y la suerte más de una vez ha favorecido a los más débiles".
Coronel: "Esta situación no es de suerte, esta es una situación real que no estaba prevista de manera alguna".
Abaroa: "Coronel, ¿creía usted que no había habitantes en la zona? De ser así, recibió una mala información".
Coronel: "Señór Abaroa, debo hacerle ver que usted está rodeado de civiles inexpertos en el arte de la guerra, con armas muy inferiores a las nuestras, luego, sin experiencia alguna en combate. Le ruego a usted que desista de la empresa que se propone".
Abaroa: "Es inútil, señor Coronel. Yo no le pediría a usted que incumpliera su misión, misión que le ha encomendado su gobierno y que tiene la obligación de cumplir".
Coronel: "¿Está enterado su gobierno de que usted está dispuesto a batirse con el ejército de Chile?"
Abaroa: "No señor, el gobierno de Bolivia no tiene la más mínima información. De saberlo habría enviado tropa a defender el territorio que livianamente usted invade".
Coronel: "Por lo tanto señor Abaroa, usted no ha recibido orden o instrucción alguna de parte de su gobierno para optar la posición que mantiene".
Abaroa: "Señor Coronel: ¡No me hace falta orden o instrucción de mi gobierno para defender mi Patria!"
En el Acta de ese día, queda impreso que las partes no llegaron a acuerdo alguno, y que se retiraron a sus posiciones.
Y al otro día, el ejército chileno recomienza su marcha. En el paso Topater, Eduardo Abaroa y sus hombres abieron fuego. Villagrán dio orden de no responder al fuego de Abaroa y sus hombres, pero las horas pasaban.
Finalmente Villagrán le grita a su oponente: "Abaroa, ¡Ríndase!"
"¿Rendirse?... ¡Qué se rinda su abuela, carajo!"
Y en ese grito, con esa respuesta, el Ingeniero Abaroa pasaba a la historia.

Perdidas en la Quebrada de Humahuaca II




Pueblo de Humahuaca





Iruya desde su Mirador


De vuelta en Humahuaca, nos fuimos a comer jurando que eran cerca de las siete de la tarde. Faltaban un par de horas para que saliera el bus a Iruya y olvidamos las últimas recomendaciones de la chica de la oficina de turismo: el camino a Iruya sube hasta los cuatro mil metros y baja hasta los dos mil quinientos, la ruta es de ripio, llena de curvas y precipicios, y la micro es vieja y destartalada, por eso es mejor ir con el estómago vacío. Laguna mental. Entramos a una hostería y comimos cazuela de llama y albóndigas con arroz. Por suerte preguntamos la hora al terminar: 20.40. Correr al Terminal. Subimos a la micro y empezó la coctelera. Tres horas duraba el viaje por la cornisa de una sierra cuyo nombre olvidé. Apenas se veía el camino, el cielo inundado de estrellas y solo se escuchaba la bocina de la micro cada vez que venía una curva, para evitar la sorpresa de encontrarse con otro vehículo en un camino tan estrecho (¿Han leído Lucero de Oscar Castro? Bueno, así tal cual). Pero llegamos intactas a Iruya, a las 12.30 de la noche. Por suerte uno de los pasajeros nos llevó hasta un hospedaje donde tuvo que desertar a los dueños para que nos atendieran. Éramos los únicos turistas a esas horas de la madrugada. De noche solo se veían las gigantescas siluetas de los macizos que rodean el pueblo y las calles de adoquines en pendiente: ¿Dónde cresta estábamos? Parecía que estuviéramos al fondo de un inmenso cono de roca. Al día siguiente descubrimos nuestro increíble destino. Iruya: un pueblo medio colonial, medio indígena que cuelga de las montañas. Nos encontramos con nuestro guía improvisado en las puertas de la Iglesia: “Iruya le pusieron los españoles porque el nombre original es Iruyoc, lugar de paja. Aquí son casi todos kolla, pero también hay árabes, italianos, alemanes, yugoslavos y españoles”. Claro, una familia de cada uno porque Iruya es un pueblo chico donde todos se conocen y que vive de la agricultura, la ganadería y el turismo. Nuestro guía era conocido como El Topo y tenía un restobar que se llamaba Iruyoc. Claro que a cada rato se le acercaban turistas preguntando por un lugar barato donde comer y nunca les recomendó su local. Nosotras erramos, fuimos a comer a un comedor cerca de la Iglesia y por primera vez en el viaje, la comida era mala. En la noche, después de caminar al río, conocer a una cabrita que se creía perro y escuchar sobre lo lindo que era el camino a San Isidro, una caminata de cuatro horas, compramos nueve empanadas en La Tablada (3x$1 ¡Estas si que eran buenas!), y nos fuimos a ver las estrellas desde El Mirador. ¡¡¡ UUUFFFF!!! Es todo lo que puedo decir.

Había una vez una vaca en la Quebrada de Humahuaca.
Como era muy vieja, muy vieja, estaba sorda de una oreja.
Y a pesar de que ya era abuela un día quiso ir a la escuela.
Se puso unos zapatos rojos, guantes de tul y un par de anteojos.
La vio la maestra asustada y dijo: "Estás equivocada".
Y la vaca le respondió: "¿Por qué no puedo estudiar yo?"
La vaca, vestida de blanco, se acomodó en el primer banco.
Los chicos tirábamos tizas y nos moríamos de risa.
La gente se fue muy curiosa a ver a la vaca estudiosa.
La gente llegaba en camiones, en bicicletas y en aviones.
Y como el bochinche aumentaba en la escuela nadie estudiaba.
La vaca, de pie en un rincón, rumiaba sola la lección.
Un día toditos los chicos nos convertimos en borricos.
Y en ese lugar de Humahuaca, la única sabia fue la vaca.

"La vaca estudiosa" María Elena Walsh

9/21/2006

Perdidas en la Quebrada de Humahuaca

Nos dijeron vaya a Purmamarca y partimos a Purmamarca. Nos dijeron vayan a Tilcara y partimos a Tilcara. Nos dijeron vayan a iruya y partimos a Iruya. Nos dijeron ¡Vayan a Ushuaia! y por suerte no tomamos en serio a Lolo y Lala. Nos dijeron vayan a Incacuevas y no llegamos, nos perdimos.
A la niña de la oficina de informaciones de Humahuaca no le quedaban mapas y nos dio las indicaciones: esquina blanca, quebrada Chelín, una hora de caminata, rocas rojas, siete cuevas, pinturas rupestres, espejos de agua. ¡Clarísimo!
Nos despedimos del relojero que nos alojó en Humahuaca, que se mataba de la risa cada vez que la Chani le pedía algo de la cocina, “obviamente” él y la cocina no tenían nada que ver el uno con el otro. Dejamos nuestras mochilas en la custodia del Terminal y esperamos un bus que dijera La Quiaca. Llegó uno que venía de Buenos Aires.
- si las llevo – dijo el chofer – pero compren sus pasajes en la caja – y golpeando sus palmas como si nos arreara, nos gritó - ¡ya pues! ¡Ya pues!
Con pasaje en mano, el chofer abrió la puerta de la cabina y dijo:
- aquí adelante se van, para no aburrirme –
Era jujeño y picado de la araña como los otros dos jujeños que hemos conocido: el músico que nos mandó a la casa de su famosísimo colega, Ricardo Vilca, en Humahuaca; y el abogado que nos mandó a la casa de “su gran amigo” el intendente de Tilcara.
Llegamos a Esquina Blanca. Bajamos por el camino hasta un arroyuelo ¡Pero ahí se acababa el camino! Miramos para un lado, miramos para el otro y ni rastro de cuál era la senda correcta. Así que doblamos a la izquierda porque nos tincó y nos fuimos chapoteando por el riachuelo. Al cabo de media hora de no ver indicios ni de quebradas ni rocas rojas ni cuevas, decidimos devolvernos, pero esta vez por la línea del tren abandonada que estaba al menos a 20 metros sobre el riachuelo. Desde ahí no se veía el camino, pero si se distinguían huellas de neumáticas que iban precisamente hacia el lado contrario de nuestro rumbo original.
Era mediodía, el sol pegaba fuerte sobre nuestras cabezas, no había sobras y apenas corría una brisa. Llevábamos más de 40 minutos caminando cuando atravesamos un puente con forma de arco y por fin distinguimos la quebrada chelín y, en el fondo, las rocas rojas. Pero el camino era laaaaardo y áaaaarido, así que desistimos, y bajamos a seguir chapoteando en el río.
Cerca de las 4 de la tarde, tal cómo nos habían advertido, salimos a la carretera a esperar el bus de regreso a Humahuaca. Y esperamos, y esperamos, y esperamos, quince minutos, treinta, una hora, dos horas, en medio de la nada.
Cuando el sol se puso ya teníamos todo nuestro plan de sobrevivencia armado en caso de quedarnos botadas. No podíamos caminar, porque no sabíamos a cuánto estaba el próximo pueblo, no teníamos parkas y ya estaba haciendo mucho frío ( en la noche las temperaturas bordean los cero grados), no teníamos comida, pero al menos había agua pura, no teníamos luz, pero teníamos un encendedor y un botiquín. Haríamos una fogata, ese era nuestro plan, y nos pusimos a juntar leña. Chani, la hereje, estaba a punto de ponerse a rezar cuando a lo lejos se divisa un bus. La verdad es que le faltó poco para arrodillarse en medio de la carretera, y el bus paró. Solo cuando estábamos arriba del bus, celebrando nuestra suerte, nos dimos cuenta que era Once de Septiembre.
Pero la aventura no terminaba ahí…

¡No se pierda “Perdidas en la Quebrada de Humahuaca II”, mañana, a esta misma hora y por este mismo canal!

PD: Mañana con fotos y demases, porque ahora el computador esta muy muy lento.

9/16/2006

Traspie en la Frontera


A espaldas de Panchani, el paso fronterizo entre Argentina y Bolivia, La Quiaca - Villazón.




Y entonces partimos de Iruya las 6 A.M pues teníamos que llegar a Humahuaca temprano para tomar el Bus a La Quiaca, que es la frontera de Argentina con Bolivia.
Todo estaba calculado para tomar el tren hasta Uyuni a las 15:30 p.m. Estábamos ilusionadas con ese viaje en tren, porque todos decían que era un viaje espectacular; sobre todo si se llegaba hasta La Paz. Pero nuestra primera parada estaba programada para Uyuni, para luego ir en orden a Potosí, Sucre, La Paz y lago Titicaca.
Llegamos temprano a La Quiaca, súper bien calculados los tiempos. Un rosarino llamado Ignacio que seguía una ruta similar a la nuestra; nos acompañó hasta la frontera; que es como a 7 cuadras del Terminal. Eso es muy chistoso: La Quiaca de Villazón, que sería la primera ciudad de Bolivia desde el norte de Argentina, queda a una distancia de una cuadra. Si estás en La Quiaca , ves Villazón. Al llegar al Terminal hay niños y taxis que ofrecen llevar a la frontera, y claro, uno se imagina que es su buen pique, pero nosotras que estábamos advertidas nos fuimos caminando pues lo demás es un semi-engaño a los turistas para sacar dinero no más.
Llegamos entonces a migraciones en Argentina, con toda la atmósfera fronteril que había en las calles y un gran desorden en que la gente pasaba de un lado para otro sin mostrar ni un documento ni nada. No había mayor control. Le pasamos el C.I al gendarme y se rió pero dejamos nuestros papelitos que constataban nuestra salida de Argentina y cruzamos a Bolivia a hacer el trámite de ingreso. Mostramos nuestro C.I y con una sonrisa disimilada, el funcionario boliviano nos dice:
- No se puede entrar sin pasaporte –
- ¡Qué! – exclamamos al unísono
- No se puede entrar sin pasaporte – repite el funcionario de bigote y mirada fija.
- Pero si nosotros averiguamos en Chile y nos dijeron que si se podía entrar con carnet. –
- Solo de Chile a Bolivia, no de terceros países. Les voy a mostrar la resolución para que me crean. – Entonces el funcionario se levanta, desempolva un archivo y extrae una fotocopia de un tratado entre Chile y Bolivia. Efectivamente el documento decía que el carnet servía exclusivamente en los pasos de Chile a Bolivia y viceversa, no en otros países. Plop!
La verdad es que habíamos averiguado eso en el Ministerio de relaciones exteriores; pues no queríamos sacar pasaporte, y nos habían dicho que “un ciudadano o ciudadana chilena puede entrar con cedula de identidad y sin pasaporte” a todos los países que visitaríamos. Bacán, así no gastábamos las 40 lucas del pasaporte y no me volvía a pasar lo de hace un tiempo: que saque pasaporte para un viaje que nunca se hizo y éste se venció sin haberlo usado nunca. Conclusión: el pasaporte es yeta.
Pero resulta que no era así, y simplemente nos quedamos paradas. La única solución era volver a Chile y entrar desde ahí a Bolivia.
A mí se me cayeron las torres gemelas por dentro, como diría la Isa, y con la Pancha nos fuimos un poco estupefactas a …¡tener que hacer el trámite de volver a Argentina! ¡La cola era larguísima y el sol de mediodía pegaba fuerte sobre las cabezas! ¡Por esa maldita cuadra que cruzamos había que hacer una cola infernal! (la gran fila es producto del comercio cotidiano que se efectúa desde Bolivia a Argentina). Para salvarnos del desastre absoluto, había una sola opción, convencer al gendarme argentino para que nos devolvieran los papelitos y hacer como si nunca hubiéramos salidos de argentina. Hicimos la cola, que solo eran cinco personas, y mientras avanzabamos planeábamos la estrategia: Chani sería la mala y Pancha sería la buena. Chani hablaría golpeado y frunciría el ceño, y Pancha sonreiría y le haría ojitos al susodicho. Llegamos a la ventanilla y el funcionario ya no se reía de nosotras. Lo llamaron urgente y nos dejó esperando por largos minutos. Mientras tanto le contábamos nuestro drama a una pareja de viejos que iba detrás de nosotros. Tanto se demoró el gendarme que la gente empezó a reclamar y cuando este volvió les dijo:
- si quieren pasen sin hacer el trámite, pero bajo su responsabilidad.
Y solo quedamos los viejos y nosotros en la ventanilla.
Finalmente, sin diálogo ni coima de por medio, el gendarme nos devolvió los papelitos y volvió a sonreir. Casi nos deshicimos en agradecimientos y nos fuimos casi contentas al Terminal de La Quiaca. Esto era realismo mágico puro y duro: pusimos los pies en Bolivia, podríamos haber pasado sin problema porque ya estábamos en Villazón, pero tan solo nos faltaban unos papelitos que eran más importantes que un muro; al cruzar la calle estábamos ilegales en Argentina siendo que hace 5 minutos no era así…no sé …daban ganas de decir “¿dónde está la camara?”.
Pero bueno, volvimos con la cola entre las piernas al Terminal de La Quiaca..¡qué chucha hacemos!. Después de conversarlo un rato, pensamos en entrar a Chile por el norte (por Calama) y desde allí entrar a Bolivia. Cuando hicimos las averiguaciones, costaba lo mismo ir a Calama o ir a Buenos Aires y, para que se hagan una idea, Buenos Aires estaba a más o menos 4 veces la distancia de La Quiaca que Calama de la misma. O sea lo que cobraban ($120 aprox) era un robo para avanzar los 800 kms. A Calama comparado con los más de 3.000 que había a Baires. Entonces una opción razonable era simplemente cambiar la ruta del viaje. Por ejemplo ir a Buenos Aires, Córdoba, Rosario y de ahí pasarse a Uruguay, Paraguay y tal vez hasta un poco de Brasil. Estábamos hablando de este posible cambio y, de repente, un dramatismo espontáneo se apoderó de mi: “Pancha, en realidad yo me muero si no vamos a Bolivia” dije sin planearlo. “Entonces vámonos a Calama”, dijo la Pancha.
Hicimos las averiguaciones, y resulta que el viaje a Calama no era tan fácil a pesar de lo cerca que estaba. Pasaban solo algunos días de la semana los buses y había que ir a tomarlo a Purmamarca. La única opción era irse a Purmamarca al tiro, para tomar al otro día en la mañana (Jueves) el bus a Calama. Nos subimos entonces al bus que nos dejaría en la ruta de Purmamarca y habría que ver como llegar al pueblo mismo (taxi, dedo o lo que fuera para esos 15 kms.). Llevábamos como una hora viajando y había que parar a una especie de aduana que principalmente es para controlar el tema del comercio desde Bolivia hacia Argentina. A nosotras ni nos revisaron, pero a las demás personas-en su mayoría bolivianas y bolivianos- las tramitaron mucho. Resulta que tal vez pillaron algo, tal vez no; pero la cosa es que estuvimos detenidos como 2 horas.
Así entonces ya se nos hacía muy tarde para llegar a la carretera a probar suerte en medio de la noche para entrar a purmamarca, así que decidimos bajarnos en Humahuaca, en el pueblo. Nos dio miedo arriesgarnos y aparte andábamos con mala suerte.
En Humahuaca dormiríamos y al otro día debíamos partir de nuevo a las 6 a.m. para llegar a tiempo a Purma…Entonces comimos cazuela de llama y bomba de papa ($5 con sopa y postre incluido, en la Hostal Rio Grande de Humahuaca, muy muy muy rico, aqui tambien dormimos $10 cada una) y tomamos una cerveza pa el relajo, pero prácticamente dejé sola a la Pancha con la “Chela”, tenía que dormir.
Bueno, llegamos a Purmamarca (o Dinamarca como echaban la talla unos viejos que se subieron al colectivo) y fuimos corriendo a sacar plata, comprar los pasajes y comprar desayuno.
Lo logramos y a las 10:00 ya estábamos camino a Calama.
Uf! Que agotador, pero llegábamos donde mi hermana Goyi en Calama, que prontito - en una semana mas - se va a Francia por 4 años; así que para mí era un encuentro sorpresivo y agradable.
La Pancha no conocía Calama , y le tuve que hacer un par de advertencias…¡pobre Calama! Calama “la fea”, la feíta. Nos bajamos del bus ya en Calama a las 7 p.m y se acerca una chica y me dice “¿tu eres Carla?” “no”, respondo contenta porque pensé que tal vez era una amiga de Goyi que me había ido a buscar . La chica en cuestión se pone muy seria y le pregunta a mi compañera de viaje como se llama: “Francisca” “¡y yo soy Sandra, la Chany!”, interrumpo todavía convencida de que nos estaban yendo a buscar por encargo de mi hermana. La chica se pone mas seria y dice “Pero ¿uds. son las que vienen a trabajar”… “no..” y entendimos todo. Las que venían a trabajar eran 2 muchachas compañeras de bus que habian almorzado con nosotras en una restaurant en medio de la cordillera, donde paraba el bus. Y así es Calama no mas pues, le decía a la Pancha, la prostitución, el machismo, el abuso, las miradas calentonas todo el rato etc.
Pero bueno, acá estamos en este “frenazo” de nuestro viaje, regaloneando un poco familiarmente y cabeceándonos sobre como llegaremos a Bolivia…¿lo lograremos? Hagan sus apuestas.


PD: QUEDAN PENDIENTES NUESTRAS AVENTURAS EN LA QUEBRADA DE HUMAHUACA. POR AHORA CRUCEN LOS DEDOS PARA QUE BOLIVIA NOS RECIBA CON LOS BRAZOS ABIERTOS. NOSOTRAS GRITAMOS ¡MAR PARA BOLIVIA! CUANDO FUE EVO A CHILE.

9/15/2006

San Salvador de Jujuy: el descanso de las guerreras





Nos fuimos de Salta a buscar mejor vida a la quebrada de Humahuaca. La primera parada era San Salvador de Jujuy (Salta-Jujuy=$11), para luego hacer Purmamarca-Tilcara-Humahuaca-Iruya y así terminar con Argentina y partir a Bolivia. (Es chistoso que casi todas las ciudades que hemos visitado tienen nombres de santo, por ejemplo: San Juan , San Agustín del Valle Fértil, San Miguel de Tucumán, San Fernando del Valle de Catamarca, San Salvador de Jujuy…)
Quedamos de acuerdo con Monique, de juntarnos en Jujuy. Nos quedamos en la Residencial San Antonio ($15 p/p), recomendada por el gigantesco libro de viajes que llevaba a cuestas nuestra nueva amiga holandesa, y al poco andar descubrimos que tambièn funcionaba como motel. La estética setentera, la escasa luz natural y el bullicio de la calle eran la escenografía perfecta para una película de prófugos y narcotraficantes. En la tarde nos fuimos a pasear. Jujuy es más bien una ciudad chica, sin mucho brillo pero con paisajes cercanos bastante bonitos.
En la noche queríamos chelear, asi que partimos las tres a buscar algo, lo que nos costó mucho porque era Miércoles y estaba todo cerrado. Pero por fin encontramos un lugar y Monique y yo cheleamos y la Pancha se fue por lo “juerte” porque le dolía la garganta y según ella el ron mata los bichos.
Lo que más me interesa destacar es la conversación con Monique sobre Chile. Qué raro es hablar del país de una y disociarlo de sí misma. Monique nos contaba que en general la gente le preguntaba mucho sobre ella, su viaje y Holanda; pero no conversaba mucho sobre los países que estaba visitando. Justo Chile es el país de Latinoamérica que menos conoce y en realidad no le parecían muy coherentes las cosas de las que hablábamos. Claro, porque por un lado le hablábamos de un país muy conservador, uno de los tres en el mundo donde el aborto está penalizado en todas sus formas; pero donde se fuma marihuana casi con la misma naturalidad que en Holanda. Le hablábamos de un país alcoholizado (con unas fieles representantes ante sus ojos) y fumador, dónde la derecha y la concertación estaban obsesionados con las campañas anti-drogas que explicitan la marihuana como un peligro siendo que ésta no le ha hecho daño a nadie en comparación con el copete. Le hablábamos de un país machista, pero resulta que hay una presidenta mujer, que desde afuera parece de izquierda y se le asocia con Lula, Evo, Chavez, Fidel y Kirchner. Le hablábamos de un país donde los políticos sacan votos desde el pánico creado respecto a la delincuencia; cuando resulta que es el país menos peligroso de Latinoamérica. Y bueno de ahí con la Iglesia, que la izquierda, que la juventud, que qué es eso de ser “progresista”, que el feminismo y tanta cosa que se desarrolla en una atmósfera de contradicciones vitales y donde es tan difícil esbozar una identidad...y dónde, más encima, le exigíamos que no nos considerara representantes de nada , porque encontrar chicas de izquierda, feministas, con un discurso pro-movimientos sociales antes que de partidos políticos, que no le compran ni una a la concertación ni al falso discurso arribista moderno que ha difundido el sentido común chileno, bellas y audaces; no es fácil (modestia aparte). Nuestra pobre compañera de viajes quedó con un enredo tal en la cabeza, difícil de explicar. Lo bueno fue que despertamos una enorme curiosidad por conocer este paìs tan enredado. De hecho, aunque no lo crean, hemos sido eficaces promotoras de Chile.
Nos fuimos como a las 2 A.M y nos dimos cuenta que estábamos en una crisis de cansancio; demasiado raja así que decidimos dormir hasta que se nos hinchara el ombligo y solo despertarnos para ir a unas termas.
Efectivamente partimos al otro día a “Termas de Reyes” que quedaba a una media hora de Jujuy (pasaje $1, 60, entrada a termas $5); y no teníamos tanta expectativa, solo porque era muy barato. Pero eran bacanes, una gran piscina de agua termal en medio de la naturaleza misma. Un argentino se nos acercó a hablar de la energía de esta agua, de la pachamama, que las invito a comer a la noche y chaíto no más. Nosotras con la panza y cachitos pa´l cielo flotamos hasta que éramos unas pasas, arrugadas y exprimidas de tanto relajo placentero.
Luego nos fuimos a Jujuy a comer y luego a la cama, pues al otro día partíamos a Purmamarca: inicio de la quebrada de Humahuaca. Así entonces comenzaría la retirada de Argentina y la entrada gradual a Bolivia…cuando ni siquiera sospechábamos el nefasto obstáculo que tendríamos y que podía cambiar irreversiblemente el destino de nuestro viaje.

PD: Tuvimos algunos percances con ciertos tratados internacionales que relataremos en los próximos capítulos. He ahí la razón de esta larga pausa que nos tomamos en el blog. Pero nos pondremos al día.

To be continued…

9/10/2006

Conversando con una caricatura

Todo lo que se relata a continuación es la pura y santa verdad, cada uno de los comentarios referidos està escrito al pie de la letra, nada es producto de nuestra imaginaciòn (eso quisièramos):

Y estando en Salta, buscando lugares cercanos para conocer que no fueran muy caro; decidimos ir a San Lorenzo, específicamente a la quebrada de San Lorenzo donde el paisaje nuevamente son Yungas. El pasaje costaba $1.60 y quedaba a solo 15 minutos de Salta. No había que pagar entrada ni nada y por supuesto había asadores en todos lados, así que la primera alegría fue lo democrático del acceso a este lindo paseo y paisaje.
Empezamos la travesía de las Yungas y muy luego nos encontramos con una pareja sentada tomando mate en medio del río.
-“Hola” -nos dicen
- Hola - respondemos cortésmente
-De a donde son! –grita el hombre
-De Chile ¿y uds.? –pregunto
-¡Pero de a donde creés! ¡adiviná!- grita él nuevamente
- Porteño - respondo más que segura
- (él asiente orgulloso) ¡y en Chile hay paisajes así!? -
- Mmmm o sea hay disitintos paisa...
- ¡Vayan a Ushuaia!
- Es que vamos hacia el norte, para luego ir a Bolivia
- Ushuaia es muy bonito, vayan! (Y ahí Lala, la mujer de la pareja, copta a Pancha para hablarle de Ushuaia, yo me quedo con el hombre cuyo nombre olvidé)
- ¡Y contáme!- grita él
- ¿Uds quieren a Menem? ¡¿Por qué la Bolocco se casó con él!?
- No, ni a él ni a ella los quer...
- ¡Yo te voy a decir una cosa! ¡A mí Evita me tomó de la mano y me sacó de donde yo estaba, porque yo así como tu me ves era muy pobre, pero ahora el peronismo yo no sé!
- Claro...
- Mira, yo ahora soy gerente de una empresa en que manejo a mil empleados , vamos a comer a los mejores lugares. ¿tu estudias?
- Soy socióloga- respondo con el patético tono de orgullo del “cartón” de la clase media chilena
- Ah! Aquí vendría a ser como profesora de Ciencias Sociales, ¡Lala es profesora! Es que ella tiene 18 profesiones. Ella , ¡¿sabés con quien estudió danza!? ¡Sabés?!
- No
- Con Julio Bocca! !LALA! !LALA! - llama a la superdotada en cuestión- ¡Decíle con quien estudiaste danza!
- Con Julio Bocca –responde Lala
- Ah!, que bueno- digo yo
- ¡Es que ella es mi caramelo, ella tiene 20 años menos que yo! A ver ¡que edad me echás!!- y se pone de pie dándose un vuelta mientras yo tiemblo de miedo por no cagarla
- Como 53?- miento, pues le echaba mas de 60
- ¡Tengo 60 y ella 40!!!!
- OH! – digo, cuál orgasmo fingido.
- Mira, cho te voy a decir una cosa... Oye pero dime! ¿van a Bolivia?
- Sí
- ¡Y yo digo ¿qué les cuesta darle un poco de mar a los bolitas?!
- Pero si yo quiero que..
- Oye, porque para que se preocupan! –baja el tono de voz a secreto- si sabemos que los bolitas no les llegan ni a los talones...que les cuesta!, ¡Si Chile está mejor que nosotros! Antes nosotros los mirábamos para abajo! Pero Argentina ha sufrido mucho, con lo de las Malvinas desde ahí , ¡y ahora vienen los Rolling Stones y los argentinos van! Cho te voy a decir una cosa: los argentinos son una mierda, ¡cho jamás iría a ver a esos ingleses hijos de puta! Mirá, yo fui militar, pero ahora yo no soy pro-militar...(...) mi hija escribió el mejor libro sobre las Malvinas
(yo me empecé a sentir mal, no podía seguir el hilo de la conversación, entonces aquí solo relato el delirio del siguiente monólogo)
-...porque cho te voy a decir que el Che Guevara era un boludo! Mientras todos tenían armas él quería defender la nación con un rifle! Mirá yo solo le creo a Evita(...) porque Menem era un hijo de puta, yo te voy a decir que... preguntále a cualquiera en Buenos Aires ¡quién es el mejor vestido! ¡LALA, LALA! ¡Qué te decían a ti cuando empezamos! ¡LALA, LALA! Le decían que yo era el mejor vestido y una vez me estaba probando unos pantalones cuadrillés y llega Menem y dice: “yo quiero esos pantalones” . ¡Es un hijo de puta! Mirá, tu ahora me vez así , pero cho me pongo mi reloj de platino, mis anillos, mis zapatos de 250 pesos, preguntale a cualquier persona por mí, cho anduve con las vedettes más famosas, con actrices y ella se enamoró de mí por como bailo, tocan la música y yo:“CANDELA”... -
Y se movía penosamente, y yo no sabía que hacer mientras veía a la Pancha igual de prisionera, hasta que de repente Lala atina y dice : “ya se les va a hacer tarde, dejémoslas ir”
-Si – decimos al unísono mientras empezamos a marcar el paso.
- Mirá - dice él- lo último que te digo es que .... (Con la Pancha les dijimos chao y salimos un poco arrancando, mientras yo le decía a Pancha que ella había tenido mejor suerte que yo, pero ella me responde que su experiencia paralela fue casi lo mismo, con Lala, que por supuesto había escrito el mejor libro de viajes que se ha conocido en Argentina...)

9/08/2006

Salta, la linda






Esto apenas es un fragmento de Salta, la linda. Diez años lleva dedicada 100% al turismo y se nota. Por las caras rubios con cachetes rojos que se ven en la calle, por el comercio, por la limpieza de sus calles, por el tiempo y el dinero que le dedican a la restauración de su patrimonio. Un ejemplo digno de imitar aunque su ideologo sea el narcotraficante más importante de la región, según nos dijeron los mismos salteños.
En nuestra primera noche en Salta conocimos a Sebastián, un chico de Cafayate que estaba de paso en Salta porque necesitaba sacar pasaporte para irse a España. El chico era un trotamundos, tenía apenas 24 años y ya se conocía toda la argentina. A los quince años dejó el colegio porque se aburrió y partió a recorrer su país trabajando en lo que fuera, de mesero la mayoría de las veces. Volvía a Cafayate solo cuando la nostalgia lo traía de vuelta. Hace un par de años había puesto una agencia de turismo en su pueblo y le iba bastante bien, sobretodo con las europeas: es que el color de la piel me favorece, decía con sencillez e inocencia (en serio, con sencillez e inocencia). Tan bien le iba con las europeas que ahora una de ellas se lo llevaba a probar suerte a los Pirineos.
La verdad es que de la cantidad de historias increíbles que nos han contado los argentinos, esta es una de las pocas verosímiles. Uno nos dijo que fueramos donde el intendente de Tilcara, una vieja a la salida de un comedor me dijo que tenía 99 años, otra en las termas de reyes nos dijo que tenía nueve hijos estudiando medicina en Buenos Aires, otro jujeño se jactaba de que las chilenas en antofagasta caían rendidas a sus pies, pero las más increíble de todas ocurrió en San Lorenzo y la va a contar la chani en el proximo capítulo de este reality.

Purmamarca, sin palabras