6/10/2006














"Matar o ser muerto, comer o ser comido, era la ley, y ese mandato, que llegaba desde lo más remoto del tiempo, era respetado por Buck.
Su edad superaba sus años. Vinculaba el pasado con el presente y la eternidad palpitaba en él con el poderoso ritmo que se suceden las mareas y las estaciones. Sentado junto al fuego de John Thornton no era más que un perro de ancho pecho, blancos colmillos y largo pelaje, pero detrás de él estaban los espectros de todos los lobos vigilantes. Con él saboreaban la carne cruda; con él escuchaban los rumores del bosque y hablaban en secreto de la vida salvaje; dirigían sus actos, dormían en su cubil y hasta formaban el tejido mismo de sus sueños.
Tan perentoriamente lo reclamaban esos espectros que, día a día, se alejaba más de las influencias humanas. En lo más profundo de la selva resonaba una llamada, y a menudo, al escuchar esa voz misteriosa, estremecedora, atrayente, sentía un impulso irresistible de huir del fuego y de la tierra llana que lo rodeaba, y de precipitarse en el bosque, siempre adelante, sin saber hacia donde ni porqué, siguiendo la llamada que resonaba imperativamente en las profundidades de la selva. Pero en cuanto alcanzaba la suave tierra virgen y la sombra del bosque, el amor a John Thornton lo arrastraba otra vez hacia el fuego encendido de la llanura."

El Llamado de la Selva
Jack London

6/01/2006

La Rebelion de los Pinguinos

"La generación del olvido, la generación avasallada esa de la que hemos sido parte. Aquella que perdió su cuarto de hora allí donde se vestía apresuradamente para arrancar por la ventana de la fiesta de las Utopías. Ya es tal vez la de tíos, padres e incluso abuelos de esos chicos traviesos, que se han parapetado en las aulas para exigir sus derechos a una educación digna.
La paradoja es que estos "mal educados", con los argumentos más simples de la justicia social han puesto en jaque a los mayores ilustrados, muchos de ellos en las mejores universidades del mundo.
Nuestra generación que por muchos años tuvo que claudicar y se acomodo a la "justicia en la medida de lo posible", que se auto convenció de las bondades de la economía de mercado, pero que siempre entendió a la educación como un factor vital de sobrevivencia, para enfrentar la ventaja de aquellos que partían con el piso base de las herencias, y que fue formada en sistemas amigables de educación que no expoliaban los ingresos de nuestros padres; se dejo estar en la carrera por la vida y ha realizado esfuerzos extraordinarios con sus hijos, para intentar reproducir el modelo de formación que recibieron.
Sin embargo la historia nos alumbra con sucesos inesperados, pues casi sin darnos cuenta estos hijos y parientes que escucharon desde lejos los ruidos de una derrota, los aviones sobre la moneda y las multitudes de viejos y jóvenes que no pudieron tener cruces en su tumba. Están gritando a todos los vientos, la injusticia de una educación desequilibrada, la no aceptación de las discriminaciones tempranas, la insuficiencia de la solución del signo peso. Estos mismos que creíamos que era la generación del no estar "ni ahí", mutaron en un abrir y cerrar de ojos a una generación formada netamente en la "democracia", que no justifica la inequidad por las determinaciones de la dictadura; nos están dando una lección que nos apabulla y que deja descolocado a las doctas autoridades que fueron sorprendidas en tremendos errores de diagnostico.
Esta lección es tan fuerte que no hay nadie de la clase política que sea capaz d e oponerse y por el contrario previendo su necesidad de permanencia, surgen en la más fragante manifestación del oportunismo en la necesidad de sumarse a las banderas que llevan en asta niños de 15 años.
Que escribirá la historia de todo esto es algo que ya tal vez se comienza a estudiar en los círculos de la sabiduría y si nada pasa y los pactos urdidos con la laboriosidad de muchos años, logran una vez más doblegar los juveniles impulsos.
Nadie podrá decir que no valía la pena el intento."

Ricardo Vargas P.